𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»

30) Mentirosa

— Gracias — dije cuando los platos fueron depositados en la mesa.

Seokjin había escogido uno de sus numerosos smokings negros, junto con una camisa oscura, tal y como si lo hubiera hecho a posta para adaptarse al contexto nada agradable en el que se tornaría nuestra velada. Sin embargo, a pesar de ser ambos conscientes de ello, no dejamos que la incomodidad reinase en el ambiente y eso es algo que realmente aprecié.

Pasamos la mayor parte de la noche hablando sobre planes familiares, anécdotas sin importancia, trabajos universitarios y lo que suponíamos o esperábamos de los próximos meses que serían decisivos, tanto que tenían el poder de determinar si eramos aptos de salir al mundo y abrirnos nuestro propio camino. Kim, a pesar de estudiar medicina, estaba hablando con su hermano para encargarse ambos de las empresas familiares, por lo tanto el título sería un bonus en su expediente.

Dejó los cubiertos cruzados sobre el plato al finalizar y se retocó la chaqueta, sentándose correctamente y mirándome dar los últimos bocados. Estaba nerviosa porque hubo un momento en el que no intercambiamos palabra, pero yo fui distraída por la voz de Jungkook, quien tenía que trabajar hoy. Por suerte, su solo finalizó pronto y pude concentrarme por completo en la misión.

— ¿Cómo...? —llamó la atención con aquel comienzo dudoso— ¿Cómo te enteraste? — soltó.

Me tomaron varios segundos detectar a qué, concretamente, se refería.

— Te delataste solo —di una respuesta clara y concisa—. Digamos que... Estaba contigo y... Mi alma gemela empezó a cantar, pero tu no movías los labios o, en cualquier caso, no se correspondían con la música — expliqué limpiando mi boca y dejando los cubiertos.

Suspiró y bajó la cabeza, decepcionado.

— Sabía que no podría mentirte por mucho tiempo —admite—. Eres muy inteligente...

— También era algo que estaba fuera de tu alcance — añadí.

— Ya te lo dije pero, lo hice por tu bien —se excusa—. Por nuestro bien — desvié la mirada y asentí, sabiendo a qué se refería.

— Sí, lo entiendo. Tenemos que casarnos muy pronto, muy jóvenes, y probablemente la elección no esté en nuestras manos —divagué—. Aun así, mentirme estuvo mal. Te aprecio Seokjin, serías una magnífica elección y soy consciente de que yo también lo sería para tí, pero tratar de unirnos sentimentalmente para evitar un matrimonio arreglado no es la solución, porque si yo vivo engañada, no sería válida esa lógica — expuse.

— No iba a mentirte siempre —dijo triste por ver fallar su plan—; iba a enamorarte, pero necesitaba un pretexto para acercarme más a tí.

— Las almas gemelas existen por algo —contraataco—. Tus esfuerzos hubiesen sido en vano ya que no estamos destinados y, por ende, nunca podríamos estar juntos — puntualicé.

— Eso es irrelevante en nuestro mundo Shiyi. A tus padres no les importa con quien si o con quien no estás destinada —su tono sonó firme y como si tuviera la verdad absoluta, factor que me sorprendió tanto, pues no había presenciado este antes—. Solo quieren que te cases y que vivas igual o mejor que ellos —habló desde su experiencia—, y yo puedo darte eso. Piénsalo. Soy el chico más admirado y deseado de la escuela, tengo de todo y podrías beneficiarte de ello.

— Yo no quiero tu dinero, ni tus herencias; tan solo me atraías por destacar en la Universidad pero no es suficiente — respondí ofendida por saber que tiene la imagen general de todas en mí.

— Shiyi... No seas cabezona...

— ¡No estoy siendo cabezona Seokjin! —grité harta— No me casaré ni me casaría contigo por el simple hecho de que no siento nada por tí, no lo sentí cuando pensaba que eras tú y no lo sentiré ahora —concluí—. Así que, por favor, respétame y no compliques las cosas.