22) Perro detector

304 36 3
                                    

— ¡Mamá! ¡Me voy! —bajé las escaleras, agarrada a la barandilla para prevenir accidentes, a un ritmo bastante impresionante para portar unos tacones cercanos a los diez centímetros— ¿Mamá?

Había quedado con Taehyung y Hoseok en un lugar a dos calles más abajo de mi vecindario, todo por ayudarlos a escoger un regalo de cumpleaños para Sebin —una compañera de carrera—. Taehul está ocupada, Yungyuk casi que no da señales de vida después de la cancelación de la fiesta de pijamas y Jimin, que dudo mucho que fuese de utilidad en este caso, está fuera de la ciudad por unos asuntos familiares. Por ende, yo era la siguiente mujer disponible en la lista de los dos morenos para acompañarlos esta tarde.

— Señorita, su madre tuvo que ir a solucionar unas cosas al hospital — ante mis exclamaciones sin respuesta, una de las doncellas sale apresurada del cuarto de la colada con un cesto de mimbre forrado de tela.

— ¿Tan pronto? Hoy tenía el día libre — asiente frenéticamente, dándome toda la razón.

— Y es verdad, pero la llamaron con urgencia.

La señorita Lee dejó el cesto sobre el sillón y comenzó a extender una de las sábanas que había dentro.

— ¡Oh! Déjeme que la ayude — me apresuré para coger el otro extremo de la tela que rozaba el suelo impoluto.

— Pero... No es necesario. Usted iba a salir, llegará tarde — de todos modos, estiré el tejido y junté los picos concentrada en no dejar ninguna arruga.

— Aún me quedan unos minutos. No se preocupe — aunque no fuese mentira, hubiese dicho lo mismo incluso si iba con minutos de retraso.

— Su madre la regañaría si la viese ahora mismo — era consciente de ello, pero aún así juntamos los lados opuestos finalizando la primera. Ella sonrió por la imagen mental de mi madre volviéndose loca por verme hacer labores que les corresponden a las empleadas, y yo la secundé porque, en realidad, sería algo digno de ver. Aunque tal vez lo disfrutaría más si la causa no fuera yo...

— Por eso la ayudo —extendí otra—. Debe ser difícil doblar estas cosas tan grandes sola.

— Es cuestión de práctica y maña.

— Supongo — contesté casi por automatismo. 

— Lo hace muy bien para ser su primera vez, no ha hecho falta corregirla — me elogia con una gran sonrisa.

— ¿Ah? —levanto la cabeza y salgo de mi concentración. Podría parecer una labor muy sencilla pero, en realidad, me estaba costando lo mío— Es que no es la primera vez, me enseñó Jun... —se me desata la lengua inconscientemente. A pesar de que ninguno de mis padres se encuentren en casa, mencionar a Jeon frente al servicio no es una buena idea; forman rumores muy rápido y no tardarían en llegar a oídos de mis progenitores— Jun... Yun... Yungyuk, sí. Nos aburríamos en casa de los Hyun y bueno... —formé un silencio que, sinceramente, no fue lo más llevadero que había experimentado. De hecho, temía haber cavado mi propia tumba— Ya se imagina — sonrío.

— Sobre eso. ¿Qué tal su estancia allí? ¿Comió bien? — como mencioné antes, nunca desperdician la oportunidad de curiosear o sacar información, por muy bien que me llevase con los empleados de esta casa, yo los tachaba a todos de cotillas. Le entregué la segunda y sonreí como si nada.

— Demasiado bien diría yo. Fueron muy hospitalarios.

Mas bien sería a Jungkook al que deberíamos atribuirle ese adjetivo.

— Me alegra oír eso. Puede irse ya, no pierda más tiempo —sacó las correspondientes de los almohadones y las sacudió—. Yo me encargo de la última.

𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨  +¹⁸   «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora