<<Los ecos de nuestro pasado resuenan en nuestro presente ensordeciendo a su paso, confundiendo... arruinándolo todo>>
No podía creer las palabras que salían de su boca... atónita lo miro con sus expresivos ojos verde musgo esperando alguna otra reacción, estaba muda, helada ¿Cuál mensaje? ¿Qué demonios sabia el de la preparatoria? Harry se dedicaba a mirarla, su expresión era pura furia reflejando todos los sentimientos que corrían en ese preciso instante por su cabeza, por su alma, por su sangre... todo su ser
—No tengo idea de que me estás hablando—Respondió firme, lo miro directamente a los ojos—Porque me dices esas cosas... yo no busco lastimarte
—Daisy... ¿Por qué nunca me lo dijiste?—sus ojos volvían a cristalizarse y su nariz seguía roja seguramente por el helado viento del exterior—Te pregunte si eras libre y me dijiste que si—Una sola lagrima quiso escapar de su esmeralda mirada y la desapareció de inmediato, ella lo miraba con la sangre helada por la sorpresa y por la visión que le mostraban sus ojos de un hombre decepcionado... desconocido—Supongo que nunca me detuve a preguntar si tu corazón estaba libre—dicho eso salió de la habitación dejándola con las palabras y explicaciones en la boca
— No es que hayas preguntado por ser dueño de mi corazón...—Daisy se desplomo en la fría duela de la habitación, en que lio se había metido, recordaba lo que era vivir en casa y justo en este preciso momento prefería las miradas decepcionadas de su madre, la indiferencia de su padre, la competencia con Kelly que soportar la dolida mirada de Harry, sus hirientes palabras, sus estúpidas suposiciones, esos cambios de humor tan agresivos... mejor quería estar sola, no saber de nada y de nadie...
Tomo una nueva cajetilla de cigarrillos del librero y salió del departamento porque no podía soportar un momento más ahí dentro, su cabeza punzaba, su corazón dolía y su orgullo lloraba, estaba decepcionado ella no es lo que él pensaba... nunca lo fue... nunca lo sería, las lágrimas escocían en sus ojos pero se negaba a dejarlas, conducía por la ya desierta ciudad, la música viajaba por sus oídos, pero él solo era un autómata que conducía hasta ya un conocido lugar, toco la puerta del apartamento, las voces se hacían cada vez cercanas al igual que las risas, detestaba ser él quien viniera ahí a arruinar su diversión, su amigo de oscuro cabello lo recibió sonriendo de oreja a oreja sin embargo al observar su semblante la sonrisa desapareció
— ¿Qué ha pasado?— Pregunto de inmediato haciéndose a un lado para dejar a su rizado amigo pasar, los otros tres chicos lo miraron expectante dejando su actividades
—He tenido un día lleno de mierda eso ha sucedido—Lanzo mientras tomaba asiento en el medio del sofá, Zayn cerró la puerta tocándose la poblada barba en gesto de preocupación antes de encaminarse y posarse en el sillón de enfrente los demás se acomodaron a los alrededores—Ayer... le conté parte de mi historia a Daisy—Sus amigos abrieron los ojos alarmados, anonadados por el hecho no podían creen lo que salía de la boca de su amigo
—Ella lo ha comprendido todo ¿cierto?—Inquirió el rubio chico de ojos color cielo mirando a su amigo con pesar, sus celestes ojos relampagueaban llenos de preocupación
—No he llegado a esa parte... le conté lo de mis padres su divorcio y todo eso—suspiro cancinamente el chico, otro de sus inseparables le extendió una de las latas de cerveza para después acomodarse frente a él con una expresión confusa, sus destellantes ojos azules lo miraban directamente como cuestionándolo— ¿Qué?
—Me parece interesante... porque ya has superado un poco lo de tu padres ¿no es así?—Inquirió el sarcástico chico dándole tragos a su cerveza— ¿Qué es lo que te tiene hecho polvo? —La pregunta fue directa y tajante, sin dobles tintas como suele ser dentro de su relación—Te conocemos más de lo que tú te puedes llegar a conocer a ti mismo Styles así que escupe—El ojo verde permaneció en silencio, dedicándose a beber de su lata absorto en el inusual silencio
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The Deal [H.S]
Romance-Tus razones son más nobles que las mías Daisy-volvió a colocar su cabeza en el cuenco de su cuello inhalando su olor, disfrutando del momento, avivando las chispas entre ellos, podía sentirla estremeciéndose -No debes temer Daisy... no te haré daño...