Capitulo Treinta y Dos.

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<< Regresa al lugar que te vio nacer y florecer, la melancolía llama a tu corazón.>>

La lluvia azotaba la ventana de la habitación la cual se encontraba casi en penumbras sino fuera por la tenue luz que salía del vestidor donde al abrir la puerta lograbas vislumbrar a la joven Daisy sentada en una pila de ropa sin doblar o empacar, su cabello estaba enmarañado colocado en un moño a lo alto de su cabeza, sus pijamas de franela rosada con estampado infantil, y la maleta vacía justo a lado de la perfectamente empacada maleta de su esposo quien debido al ruido se había despertado, giro sobre el costado para percatarse de que su esposa no se encontraba a su lado, que como cual ratón se escuchaban ligeros susurros a lo lejos, ahí estaba en medio de ese caos

—¿Qué se supone que estas haciendo?—Dijo sorprendiéndola provocando que pegara un grito con todo y salto entre las vestimentas y la maleta vacía

—Que susto me has pegado—Le reclamo ella mirándolo con los ojos como platos—Detesto con todo mi ser hacer maleta, nunca se que empacar

—Algo abrigador hace frio—le dijo sentándose a su lado en medio de las penumbras—Porque estas haciendo el equipaje a estas horas de la madrugada

—Porque temo quedarme dormida y no poder llevarme nada que valga la pena, es decir quiero verme increíble vamos a conocer a tu familia, aunque técnicamente ya nos conocimos pero vernos dos días antes de la boda no es conocer a nadie—Le explico mientras doblaba un par de medias y las metía al equipaje— ¿Cómo puedes ser tan organizado?—lo miro entre la oscuridad sus ojos parecían opacos debido a la poca luz que había

—Estoy acostumbrado a solo llevar lo necesario—Sonrió de lado para después levemente tocar su cabello—En que puedo ayudarte nena
Después de un rato su equipaje estaba completo y ahora ella solamente en su equipaje de mano agregaba algunas cosas necesarias, el había vuelto a la cama pero no había podido conciliar el sueño, estaba inquieto porque regresar a casa significaba correr peligro, Daisy podría regresar a Baltimore mirándolo de una manera completamente diferente, su relación con su madre nunca era la mejor, Gemma no representaba un problema y su abuelo tampoco pero su madre... bueno esa era otra historia, no había regresado a Holmes Chapel desde la muerte de Robín le dolía el pecho de pensarlo

El amanecer había llegado y los pocos rayos de sol que se asomaban por las espesas nubes aclaraban el panorama, Daisy se había deshecho de su moño alto y su cabello ya arreglado caía sobre su hombros hasta por debajo de su pecho, intentaba arreglar  el dobladillo de sus pantalones azules en sus zapatillas converse , un par de escalofríos la recorrían debido al frio mientras se colocaba un abrigo negro sobre una simple blusa blanca, retoco su maquillaje antes de volver a verlo

—¿Qué tal? ¿Me veo bonita?—Pregunto llena de curiosidad, sonrió avergonzada ante su inseguridad, él le devolvió el gesto antes de acercarse tras de ella en el espejo

—Preciosa muñeca ¿a dónde vas?—Rio antes de besar su cabeza—Son muchas horas de vuelo porque te has arreglado tanto—Tomo asiento en la orilla de la cama antes de suspirar—Deberíamos irnos ahora querida

—Creo que estoy lista, espero no olvidarme de nada—Su bolso de viaje estaba a su lado lo tomo rápidamente antes de salir de la habitación antes que el, para después inspeccionar rápidamente el lugar asegurándose nuevamente que nada sea olvidado—Apresúrate Styles el trafico va a estar terrible

Una vez en sus asientos después de la documentación y el tiempo de espera en la abarrotada sala se encontraban dentro de la nave, ella inspeccionaba sus lugares mientras el dejaba el equipaje de mano en su lugar sobre sus asientos, ella tan escurridiza como cual ardilla tomo el asiento de la ventanilla y batió sus largas pestañas en señal de triunfo

The Deal [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora