Capitulo Trece

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<<Divina juventud llena de excesos, intoxicante lujuria confundida con amor, posesivo corazón que enciende fuego dentro de nuestro ser  >>

La noche había caído rápidamente, había pasado toda la tarde viendo películas como clic y mean girls junto a Daisy porque no transmitían nada más actualizado en la televisión, la chica había declinado todas sus formas de evitar que ella asistiera a aquella fiesta, no sabía porque estaba siendo tan pesado acerca del asunto pero no podía dejar de rememorar todo lo que pasa en esos lugares, la subestimaba ciertamente, ya que ella termino aquella situación sentenciando que había ido a un montón antes de casarse con él, esta no debía ser la diferencia, Ciara había llegado una hora más tarde de lo planeado, con todo su "armamento" como ella lo llamaba, aquella chica tan extrovertida y gritona no se parecía en lo absoluto a Daisy pero quizás eso era lo que las mantenía unidas

—Harry—Escucho a Daisy llamarlo desde la habitación— ¿Has visto mi rizador?

¿Qué jodidos era eso? Y para que lo quería solo era una fiesta con un montón de ebrios, las chicas por lo general se vestían y arreglaban porque iban a conseguir su mantenimiento, ella no necesitaba nada de eso bajo ningún motivo, se levantó del sillón donde había estado instalado las últimas dos horas, camino hacia la habitación donde todo parecía un regadero, ropa por todos lados, maquillaje y olía tremendamente a perfume

—¿Lo has visto?

—No tengo idea de que es eso, mis rizos son naturales si me lo preguntas—la escaneo rápidamente, con el cabello hecho marañas, descalza aun y con el vestido negro ceñido al cuerpo, demasiado si le preguntabas su opinión— ¿para que la necesitas?—Cuestiono pasando su vista por la habitación nuevamente encontrando a una Ciara con una vestimenta parecida solamente que ella llevaba uno de esos tops que dejaban al descubierto su abdomen y una falda a juego

—Voy a rizarme el cabello pero no logro encontrarla, la humedad ha hecho un desastre con mi cabello—Se encamino al vestidor con los zapatos altos en mano, Harry reviro al reloj que marcaba las ocho en punto, la siguió sonriéndole a Ciara quien seguía tarareando la canción que se escuchaba por todo el cuarto mientras se maquillaba, encontró a su esposa buscando entre sus cosas tirada en el piso, con el cabello alborotado aun—No la encuentro, estoy segura que la utilice hace poco, la traje de casa lo puedo jurar—dijo exasperada, Harry se sentó a su lado esparciendo sus largas piernas a su alrededor—No me vayas a decir que no asista a la fiesta porque te golpeare

—Iba a decir que si tan solo te quedaras a jugar póker podrías estar en pijamas a los chicos no les importaría— le dijo riendo provocando que ella suspirara cansada—Cepíllate el cabello y llévalo natural, no tienes que impresionar a nadie nena—Dijo levantándose del suelo debido a que sonaba el timbre—Ya se te hace tarde

Abrió la puerta encontrándose con Thomas quien iba vestido como se necesita en ese tipo de ocasiones cuando se es hombre, total y absolutamente casual sin causarle ningún apuro su apariencia, le saludo dejándolo entrar mientras este seguía pegado a su celular, le ofreció algo de tomar pero este se negó aun pegado al aparato

—Ya están listas ¿cierto?—pregunto acomodándose en el sofá, el rizado negó con la cabeza enfocándose en la televisión otra vez— ¿Qué les falta?—pregunto levantándose rápidamente dirigiéndose a la habitación donde se encontraban las chicas terminándose de arreglar—Vamos están igual que siempre, con la luz ni se nota—se burló al verlas

—Yo te voy a decir que no se te va a  ver por la luz—respondió Ciara tronando los dedos—Déjanos terminar solo acabo esto

Poco tiempo después las escucho salir del cuarto, listas, Ciara tenía sus cosas cargadas por Thomas, mientras ella se retocaba el labial, Harry se levantó del sofá observando de cerca a Daisy quien colocaba su celular en su pequeño bolso, levanto la vista al sentir su presencia y le dedico una sonrisa, se había alisado el cabello y lo hacía parecer más largo y aún más oscuro, se había puesto los tacones que llevaba en la mano, y parecía más alta pero no le llegaba a su altura aun, sus labios estaban pintados de un rojo vivo, parecían más grandes y sus ojos enmarcados con sombras y delineador, los oscurecía aún más, lucia preciosa y no podía negarlo, en su estómago se instaló un malestar al darse cuenta que no sería él quien disfrutara de verla toda la noche
   
—Te ves preciosa nena—Le dijo con una coqueta sonrisa que provoco que ella sonriera aún más ampliamente

The Deal [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora