The Deal [H.S]

Capítulo treinta y siete.

<<El tiempo corre, sin miramientos, rompe corazones, destruye amistades y sobre todo...nos vuelve desconocidos. >>

La música sonaba con fuerza a través de los ventanales de la residencia, todo estaba inundado de risas y la chica pensó haber escuchado aquella canción en alguna película de Disney, seguía caminando de la mano de su marido quien pronto estuvo empujando la puerta del servicio para entrar a la casa, al parecer Anne tenía un excelente humor, entraron intentando no llamar mucho la atención pero se encontraron con una Gemma bastante picara viéndolos desde la isleta de la cocina, llevaba una humeante taza de té en una mano y un par de galletas en la otra, se acercó con su sonrisa tan parecida a la de su hermano

—Los encontré—una risita salió de su boca — ¿Se reconciliaron? —Camino hacia la chica quien bajaba la vista ante la inspección de su cuñada

—Espero que si porque recién Harry y mama se reconciliaron para que ahora ustedes estén enfadados entre ustedes —Tomo la mano de su cuñada y la noto temblar por el frió —Lamento muchísimo haberte sacado así de la casa Daisy, me puse nerviosa

—No te preocupes— En ese momento después de todo lo acontecido cuando aún tenía los sentidos abrumados por el recién encuentro con su marido poco le importaba lo furiosa que estuvo con su cuñada en su momento—Lo importante es que todo se soluciono.

—Todo tranquilo hermana—la sonrisa lo delataba, un montón de risas se escucharon en el salón — ¿Tienen una especie de fiesta?

—Mamá esta contenta, Papá esta aquí y Deby esta siendo ella, el abuelo creo acaba de terminar su tercer vaso de whiskey así que si creo que es una fiesta—Caminaron hacia el salón donde la música era tan alta que aturdía— Y aun falta cenar así que ¡Prepárense!

—Vaya día—Exclamo Harry entrando, su madre lo cuestiono con la mirada si todo había marchado bien, de la misma forma el le aseguro que así era— Pero que ambiente Papá —hablo mirando a su padre mientras este sonreía—El abuelo apuesto que ya esta ebrio

—En realidad—Hablo el abuelo dando un sorbo a su bebida que su amable enfermera le ofrecía—Podríamos decir que dormiré plácidamente

—¿No les parece fabuloso chicos?—La mujer de corto y rubio cabello hablo, mirando a sus hijastros —Pasaremos las fiestas juntos, como hace mucho tiempo no lo hacíamos

—Si es fabuloso, una sorpresa en realidad—Menciona Gemma mirando a Daisy quien permanece en silencio absorbiendo todo lo que podía de aquella bizarra familia — ¿Es de locos no?

—Bueno, no en realidad pero parece divertido—Respondió mirando a  la mujer de corto cabello— Me parece que ella es muy amable

—Si bueno Deby esta un poco loca pero es buena—Tal como su hermano no le gustaba quedarse con algo que decir, volvió a verla y se acerco un poco a su cuñada quien estaba sentada en una de las sillas decorativas color mostaza junto a la chimenea —Daisy... —Llamo su atención, la castaña chica volvió a verla proporcionándole toda su atención—Lamento haberte dicho que fueras a dar un paseo, se que no entiendes muchas cosas pero... las cosas se estaban poniendo difíciles entre mamá y Harry 

—Tranquila Gemma, todo está bien, no tienes que volver a disculparte —Posó su mano sobre la de ella asegurándose que todo estaba en orden—Entiendo, secretos de familia, quizás fue lo mejor... ya sabes no enterarme

—Gracias—Agradeció la mujer tan parecida a su marido con cabellos pasteles

Observó a su esposo en el centro de las personas, riendo como nunca lo había visto, era una sonrisa amplia e infantil no de esas ensayadas pero encantadoras, esta vez era real, sus ojo verdes se hacían pequeños y las carcajadas salían de su garganta mientras el abuelo decía algo, aplaudía entre risas, entonces sucedió, Anne su madre lo abrazó por la espalda, fue un acto fugaz un solo brazo reposo en la cintura de su hijo menor, ella ni siquiera se dio cuenta pero vio como Harry paró de reír sorprendido fue cuestión de un segundo pero pudo interceptar el momento, quizás ella no dimensionaba la mala relación que Harry tenía con su madre hasta ese momento, porque nuevamente el era un experto en cubrir las cosas.