Capitulo Dieciocho

156 12 10
                                    


<< Alma atormentada no puedes cuidar de ti misma y buscas salvar el mundo >>

Daisy yacía en sus brazos, totalmente agotada, ironías de la vida se decía el ingles, siempre le decía pequeña por su diferencia de edad, nada cariñoso en realidad ni mucho menos meloso, era algo así como una burla pero es que no había otra descripción seguía siendo una niña, a pesar de sus veinte años, era una niña, pequeña alma corrompida por sus propias decisiones, dormía aun aferrada a su torso, las lagrimas habían surcado sus mejillas ahora pálidas, beso suavemente su cabeza, miro el reloj y apenas daban las cinco de la tarde, se levanto con cuidado de no despertarla, se despabilo, y camino hasta la cocina donde preparo una taza de té, sentía su pecho aglomerado, recordaba a Daisy llorando desconsolada, contándole lo que ella consideraba pecados, cerro los puños en frustración, tan duro que sus nudillos se volvieron blancos, todo eran tan bizarro, escucho su teléfono sonar dentro del bolsillo de sus pantalones, suspiro y respondió...

La noche se había instalado sobre la ciudad para cuando ella pudo abrir sus ojos, exhausta tanto física como emocionalmente, sentía dentro de sí una vergüenza increíble, se sentía inquieta consigo misma a su lado no yacía Harry, se levanto de la cama desperezándose, tomo su celular, un mensaje de Ciara preguntando como se encontraba, uno más de Thomas diciendo que su amiga le había contado lo sucedido, bloqueo el aparato posicionándolo nuevamente en la mesa de noche, camino hasta la cocina pero no encontró rastro de su marido, tomo sus libros los cuales había lanzado cerca de la puerta, miro el reloj apenas y daban las seis con treinta pero el horario de invierno era así de complicado, escucho la puerta abrirse y giro para observar como el rizado entraba con su portafolio en la mano

—Que bien que despertaste—Se acerco a ella, quien le sonrió débilmente— ¿Cómo te sientes? ¿Mejor? ¿Peor? ¿Quieres correr? ¿llorar? ¿golpear?

—Estoy bien, un poco avergonzada para ser sincera, quisiera despejarme así que... iré a terminar...— callo por un momento al ver como Harry le miraba, parecía complicado, un tanto dudoso e inquieto— ¿Te pasa algo?

—Tu hermana me llamo, dice que te llamo hace semanas invitándonos a cenar, no le contestabas los mensajes ni llamadas, así que llego hasta mi—era cierto, hacia tiempo venia hostigándola con ese tema, si llego hasta Harry es que en realidad quería algo—La cena es a las ocho

—¿Aceptaste? —Toco su cien, estaba demasiado cansada para sobrevivir aquella noche—Enserio estoy exhausta, ¿Podrías cancelarla?—él negó con la cabeza— ¿Por qué no?

—Ya he comprado el vino, además tu hermana parecía molesta, me grito al teléfono, muy impropio de ella si me dejas añadir, esto quizás te hará despejarte—Ella negó con la cabeza para acto seguido suspirar cansada—Lo siento Daisy me acorralo no supe que decir, no tuve otra opción

—Esta bien no es tu culpa—Lo miro directamente—Cenamos y volvemos a casa, seguramente mi madre la presiono para que averiguara donde pasaremos acción de gracias ya que ella no me preguntara directamente pero si Kelly, y quiere asegurarse que lleguemos un día antes—Dio media vuelta dispuesta a dirigirse a la habitación a arreglarse pero volvió en sus paso para colocarse frente a su marido quien claramente le ganaba en estatura—Gracias... por lo de hace rato—Dijo tímida, escondiendo su mirada, sus mejillas levemente sonrosadas

—No hay nada que agradecer—Tomo levemente su rostro— ¿Qué clase de marido seria si no te consuelo cuando lo necesitas?—ella asintió sonriente antes de acercarse y besar cortamente sus labios— ¿Y eso porque fue?

—Por todo... y por nada—Sonrió esta vez más animada antes de volver a la habitación donde él la siguió después entrando al armario donde ella miraba las opciones que tenia

The Deal [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora