Capitulo treinta y seis

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<<Me aferro a ti con tal fuerza por que tengo miedo a perderte, porque se que algo
tan grandioso no me puede pasar dos veces en la vida. >>

Una vez que todos estuvieran acomodados en sus habitaciones, bajaron nuevamente a terminar su té, y charlar un poco más sobre el viaje, Anne miró a su hijo indicando con la mirada que fuera a buscar a la chica que se había marchado momentos antes.
Ella caminaba pasando por las caballerizas, tropezando de vez en vez con la nieve, perdiendo el equilibrio por momentos, su sangre hervía y de sus ojos salían espesas lágrimas de coraje y frustración porque nada tenía sentido para ella, llegó al bosque con un poco de miedo siguió caminando, aun no oscurecía completamente, no sabía si por enfado o por estúpida, perdió el equilibrio nuevamente y azotó con fuerza en el piso lanzando un grito, nuevamente sollozó con fuerza sin ánimos de levantarse de la fría y húmeda nieve, escucho su nombre un par de veces, conocía esa voz de memoria... Harry.

Levantó un poco la vista para verlo correr hacia ella en medio de la nieve, sus largas piernas parecían apenas rozar la nieve antes de llegar hacia ella, la observo en silencio una vez que estuvo frente a su esposa, sentada en la nieve con los ojos llorosos y rojos, su hermoso rostro empapado mirándole desde el piso con su cabello cafe obscuro lleno de copos de nieve

—Muñeca...—Se arrodillo ante ella —Lo siento—Esa palabra ya no se sentía extraña en su boca, había pasado el día entero repitiéndola —Fui un enorme y verdadero imbécil perdóname Daisy

—No—Le dijo testaruda ocultando su rostro en sus brazos—No voy a disculparte—Sentenció levantándose con dificultad, casi caía nuevamente debido al entumecimiento de piernas, su marido la sostuvo de la cintura evitando que volviera a caer —Suéltame—Ordenó tajante, obligando al inglés a separar las manos de su cuerpo—Déjame sola —Emprendió su huida nuevamente, el sol ya se había puesto y la noche cobraba terreno rápidamente

—Daisy—Le llamo cansado, lo merecía fue un tremendo idiota con ella, que nada tenia que ver con sus problemas, tan sensible, tan frágil y dispuesta a hacerlo sentir mejor, él la trato con desprecio y le dijo cosas terribles, merecía eso y mucho mas —Te perderás, esta muy oscuro—Le advirtió pero ella siguió su camino, la siguió a trote por lo que ella apresuro su paso hasta casi correr entre las ramas— ¡Daisy! ¡Por favor!—Estaba alarmado, la visibilidad era difícil en aquella parte del boscaje —Puedes lastimarte

—¿Y eso a ti que te importa?—Chilló furiosa—Regresa a casa Styles, recuerda que no todo se trata de mi—Le echó en cara sus propias palabras, apretó el paso y quiso caer un par de veces provocando el grito de su marido —¡Lárgate!

—Nena para ya con esto, lo merezco... perdón, no debí reaccionar así contigo—Le intentaba explicar mortificado, sus pies dolían de seguirle el paso, estaba todo mojado debido a la nieve —Te vas a lastimar Daisy, ya no sigas —Ella estaba exhausta también sus pasos no eran tan rápidos y él intentaba atraparla pero ella se negaba y corría más rápido, escuchaban a lo lejos los autos pasar por la carretera, la llamaba por su nombre y ella solo le gritaba que la dejara sola, más delante una rama caída se atoro con su bufanda provocando que todo su peso se balanceara hacia atrás, Harry quiso detener su desplome y terminó cayendo él también con su mujer encima, rápidamente cruzó los brazos sobre el torso de la jovencita quien seguía dando batalla, pero ya un tanto más floja claramente exhausta quería evitar que se levantara y emprendiera la huida nuevamente.

—Suéltame, voy a gritar—Amenazaba con la respiración ya entrecortada— ¡Auxilio! ¡Ayuda! —Gritó con todas sus fuerzas provocando que su rostro se tornara rojo

—Grita todo lo que quieras nena—Le dijo él luchando con ella quien quería zafarse de su agarre, con precipitación elevó su cuerpo hasta estar sentados los dos, ella se retorcía como cual lombriz intentando escapar —¡Quédate quieta! —Gritó con autoridad sobresaltado a la jovencita pero no por ello dejó de intentar librarse —¡Mujer! Ya te dije que lo lamento—Repitió con la misma fuerza, ambos estaban enrojecidos

The Deal [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora