<<Yo solo busco saber de ti, encontrar ese pedazo perdido de tu corazón >>
Sus cansados parpados se abrieron contra su propia voluntad ante el insistente sonido proveniente de su teléfono celular, que se encontraba en algún lugar de aquella desastrosa habitación, levanto su cabeza pesada, por la tremenda resaca que la azotaba, miro a su lado Harry dormía tranquilamente con semblante neutro y el cabello alborotado sus brazos firmemente abrazados a ella, eran un nudo de brazos y piernas, se desperezo sintiendo las náuseas invadirla de a poco, intento moverse pero le era imposible su vestido negro estaba subido hasta su cintura, hizo una mueca al olerlo, una mezcla de humo, hierba y sudor, como Harry podría estar abrazado a ella sin disgusto, intento zafarse pero solo logro despertar al hombre que se encontraba retozando a su lado
—Buenos días—Escucho decir con voz rasposa a su marido quien seguía con sus brazos alrededor de ella, una sonrisa pícara dibujada en su rostro — Te ves terrible—Dijo al abrir los ojos y ver el maquillaje corrido de la chica así como su cabello alborotado
—Gracias, también apesto —aseguro con una mueca avergonzada por su estado—¿Qué hora es?—pregunto para volver su mirada al reloj de la mesita de noche que marcaba las 2:30 pm— Sí que es tarde, voy a darme una ducha ¿esta bien?— él asintió dejándola ir por lo que la chica se levantó perezosa caminando despacio hasta el cuarto de baño, contemplo su reflejo en el espejo después de lavar sus dientes, sonrió para sí misma ante la imagen, se desvistió rápidamente metiéndose a la ducha que despabilo sus sentidos, las imágenes de la noche anterior llegaron a su cabeza, se había comportado como hacía tiempo, recordaba aquel momento con Harry, cubrió su rostro lleno de vergüenza, por alguna extraña razón todo parecía tan estúpido ante sus sobrios ojos, tomo una bocanada de aire antes de volver a su tarea, al terminar y meditar lo suficiente se decidió por salir y colocarse ropa cómoda, se colocaba un par de calcetas cuando reparo en la ausencia de su marido, camino por el departamento y no encontró rastro de él
El frio se hacía presente cada día, en poco tiempo seria acción de gracias y apenas sentía como los días pasaban tan rápidamente, tomaba en silencio su café mientras revisaba su teléfono, donde Thomas y Ciara se disculpaban por haberla olvidado, también mandaban fotos tomadas la noche anterior, y analizo una de ella donde a pesar de la mala luz se podía distinguir ella sonriendo en todo su esplendor junto a Thomas quien sostenía la pipa también sonriendo, y justo en ese momento la golpeo, un recuerdo tan añejo, tan doloroso y significativo que se le corto la respiración por un segundo, era un escenario parecido, pero ellos eran mucho más jóvenes y no era legal nada de lo que estaba sucediendo ahí adentro, y ella no estaba con un chico llamado James, un chico diferente estaba junto a ella, uno ciertamente total y absolutamente diferente, sostenía su mano, porque quería mantenerla segura y la miraba con aquellos ojos de cachorro, sonriendo como tonto ante su imagen, sosteniendo su chaqueta, riendo junto a los demás, pero justo cuando todos se dispersaban el permanecía a su lado, con su maldita sonrisa tímida, con su maldito corazón entre sus manos, una pesada lagrima corrió su mejilla ante el recuerdo, limpiándola rápidamente al escuchar la puerta abrirse, escucho al rizado entrar a la cocina con sus ruidosas y pesadas botas
—Buenos días ¿Resaca?—pregunto sacando los alimentos de la bolsa, su esposa asintió haciendo una mueca de dolor mientras se tomaba otro analgésico para el dolor, él le sonrió divertido con la situación—Traje algo de desayunar ¿Quieres te?— Sonrió un tanto malévolo, le dijo presentándole el plato de aluminio humeante
Comenzó comiendo su plato en silencio durante unos minutos, él no parecía incómodo o algo por el estilo, revisaba su teléfono ágilmente hasta que ella decidió intervenir—Lamento que tuvieras que pasar por todo eso anoche
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The Deal [H.S]
Romance-Tus razones son más nobles que las mías Daisy-volvió a colocar su cabeza en el cuenco de su cuello inhalando su olor, disfrutando del momento, avivando las chispas entre ellos, podía sentirla estremeciéndose -No debes temer Daisy... no te haré daño...