Capitulo treinta y nueve.

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<< Los viejos amores siempre son nuevos problemas... querida Daisy >>

Buscaba frenética entre las maletas que habían bajado recién del coche mientras su marido la observaba divertido, Daisy contaba las cosas  revisándolas con tal precisión que parecía la misma artista de los recuerdos que había traído de su viaje, tomo algunas con las manos mientras con la mirada le ordenaba tomar el resto para bajar con su familia, él la siguió con el restante de las cosas, todos se encontraban sentados en la sala mientras veían un aburrido especial de navidad aunque el año nuevo hubiera pasada hace mas de dos días.

—Lo siento, quería revisar que todo estuviera aquí—Sonrió dejando las cosas en la mesa del centro junto con Harry quien la seguía obediente—Les trajimos a todos de Londres y otro mas de Francia, fue fantástico, Abu—Le entrega a dos enormes paquetes envueltos de forma cuidada y elegante a su muy glamurosa abuela—Espero te guste

—Querida el hecho de que los hayas traído para mi es mas que suficiente pero espero fervientemente que el de parís sea mi perfume preferido, nunca he tenido uno comprado ahí—fanfarroneo con una sonrisa plasmada en su rostro

—Si eso es—Asegura Harry ganándose un codazo de su mujer—Es decir puede llegar a ser, yo que se solo soy el marido

Cuando todos abrieron sus regalos y agradecieron emocionados con las adquisiciones, Daisy parloteaba junto a las mujeres de la casa sobre todo lo que había conocido, mostraba las fotografías que tomaron con su teléfono y otras mas con la cámara de su marido, mientras Harry caminaba junto con su suegro, Thomas y Darren hacia el coche del patriarca de la familia

—Andando chicos, si no nos apresuramos este asado no saldrá hasta las seis de la tarde—Dijo su suegro mientras lanzaba las llaves a Darren para que condujera mientras el se sentaba en el asiento del copiloto, él y su cuñado tomaron los asientos traseros

—Y no queremos que Kelly me quite la cabeza por un ataque de hambre—Bromeo el hombre de lacios y castaños cabellos—Me gusta el lugar de mi cabeza

—¿Por qué no pedimos a domicilio?—Se quejo Thomas tomando su teléfono mientras tecleaba rápidamente —En la tienda ya los hacen

—Rochester...—Advirtió su padre desde el asiento delantero, dedicándole una mirada de re prendimiento—Voy a bajarte y tendrás que regresar a casa caminando con este frio niño.

—Ya me callo...

—Dinos Harry ¿Qué tal estuvo el clima?—Pregunto cortésmente su suegro mientras algo de música se escuchaba en la camioneta — ¿No retraso mucho los vuelos?

—No los retraso pero en Londres el clima siempre es terrible—le explico mientras Darren estacionaba en la tienda —En Paris el clima mejoro muchísimo, nevaba solo ocasionalmente pero cuando estábamos en Londres un día tuvimos que regresar después del desayuno ya que la nieve era mucha como para poder disfrutar algo

—Al menos fue una blanca navidad —Palmeo su espalda amigablemente mientras entraban a la tienda, era bastante masculina productos de caza, pesca, deportes, asadores, entre otras cosas —Thomas busca el sazonador de Jack Daniel's, el negro si me traes de otro te hare tragarlo

—¡Si señor!—grito su hijo apresurándose a correr por los pasillos

—Harry intenta encontrar un par espátulas grandes, las nuestras Thomas las estropeo con los juego pirotécnicos el cuatro de julio —Le indico —Darren y yo buscaremos lo demás

Cuando todo estuvo todo listo, esperaban en la caja para poder pagar e irse antes de que las mujeres se desesperasen aunque lo dudaban mucho debido a la charla tan cerrada que tenían, Harry empujaba el carrito lleno de cosas mientras su suegro contaba una historia bastante entretenida donde Thomas se había encajado el anzuelo en los pantaloncillos cortos cuando apenas tenia once años, según sus exactas palabras fue un espectáculo digno de un video casero, que si lo buscaba por ahí debería andar rondando

The Deal [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora