Capitulo Treinta y cuatro.

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<<.¿Quien fui en el pasado? Eso ya no importa, pequeña criatura concéntrate en el ahora y preocúpate por el mañana >>

Daisy observo a la mujer que estaba frente a la mesa, entonces se dio cuenta que lo que leía en las novelas históricas era cierto, existían mujeres que eran descritas como una hermosa rosa inglesa, era rubia pero de la forma mas natural posible, su cabello era tan dorado que resplandecía aun en el mal iluminado bar, era alta y esbelta con piel rosada y grandes ojos celestes, no azules sino celestes y tupidas pestañas pálidas, está vestía con un vestido rojo corte chanel y mallas negras, sobre ello llevaba un abrigo en tono caramelo  que la hacia ver aun mas sofisticada.

—Hablaban de mi—Sonrió a los presentes—Recién llego de Manchester y me dijeron que estabas por aquí y no dude en llegar.
—Si bueno también estamos aquí—Intervino Gemma levantando a Chip para ofrecerle su lugar que era el mas alejado del de su hermano—Toma asiento querida.

—Gracias pero están llenos—Se excuso obligando a Chip a levantarse un poco mas rápido—De verdad solo quería saludar

—No adelante Mary quédate ya traigo otra silla—Dijo Chip forzado por Gemma quien solo lo miraba inquisitiva, mientras la recién llegada saludaba a todos afablemente, cuando llego a Harry una sonrisa grande apareció en el rostro de ella y el simplemente se levanto a recibir el saludo que ella le daba

—Que alto estas—Le dijo aunque ella estaba justo al nivel de su boca, cuando volvió a ver a la jovencita que la miraba con los ojos entronados

—Ven Mary te presento, ella es mi esposa Daisy—Harry paso su largo brazo sobre los hombros de la chica que apenas llegaba a la altura de su pecho—Ella es la Mary de los que hablaban anteriormente muñeca

—Un gusto Daisy Styles—Nunca se presentaba por su apellido pero ahora por estúpido que pareciera sentía la necesidad de marcar su terreno

—Han hablado de ti últimamente

—Espero que bien—Exclamo ella sonriente tomando con fuerza la mano de la jovencita

—Por supuesto apenas y saliste en la conversación—Respondió ella para después volver a mirar a Harry quien la ayudo a sentarse aunque no representaba problema para ella en realidad por sus jeans y botas de nieve

—Estábamos hablando del matrimonio —Dijo John tomando la batuta de la conversación—De la sagrada institución que nuestra joven e inocente Daisy cree que se basa en el estar enamorados

—Ella explica que por ello se caso conmigo—Intervino Harry dando un trago a la recién traída cerveza —No la culpo ¿Me haz visto hombre?—Todos volvieron a reír ante su audaz comentario

—¿Y tu porque te casaste con ella?— Pregunto sin miramiento alguno provocando una exclamación de burla por los demás—Ya chicos no bromeo es decir ella expuso porque se caso contigo, tu dinos porque te casaste con ella—Harry miro a Mary quien le dedicaba una mirada llena de añoranza y un tanto de resentimiento, que lejos estaban esos días donde pasaba la tarde tirado junto a ella en los jardines de su madre, otro Harry, otra vida que después de todo el desastre no hubo tiempo ni ganas de recordar a aquella chica

—¿No es obvio?—Respondió sonriente mirando directamente a su esposa que sus mejillas ya estaban sonrojadas debido a la atención que todos le prestaban—Mírenla chicos es bellísima, y ahora la ven tímida pero nunca duda en decir lo que piensa, a eso agrégale que tiene cerebro y es bondadosa, dedicara su vida a cuidar de los enfermos—Daisy dejo escapar una risilla nerviosa mientras cubría su rostro de la mirada de los demás pero sobretodo de la de su marido—Además de que es la única chica por la que he sentido la necesidad de cuidar además de Gemma y mi madre, me tiene los pies en la tierra—Toma una de sus manos que cubrían su rostro y la entrelaza con la suya—Ella no le interesa que tan grande sea siempre y cuando cumpla con mi parte del trato.

The Deal [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora