Capítulo Treinta y tres

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Capítulo Treinta y tres
<<Existen relaciones estables, inestables y la nuestra.>>

Al volver a pasaron  la mayor parte de lo que quedaba del Día tirados frente al televisor escuchando las historias del abuelo y viendo las películas antiguas, ahora entendía porque a Harry le gustaban tanto le recordaban al abuelo quien reía junto a él con ganas cuando algo gracioso sucedía se parecían con la nariz de botón y los labios en forma de corazón que los habían heredado tan Anne como Gemma y por supuesto Harry, ella ayudó a las mujeres del hogar a pelar las papas para la cena y le agrado saber que a pesar de tener quien le ayudara Anne era la encargada de todo, era un tanto mandona como Harry pero sus modos eran más amables

—Gemma dile a tu hermano que ponga la mesa—le ordeno a su hija quien sacaba del horno las patatas cocinadas a las hierbas

—Pero va a decir que me mandaste a mi y no va querer porque cree que yo no lo quiero hacer—se quejo quitándose los guantes, su madre levantó una de sus arregladas cejas y su hija suspiró—Voy pero bajo tu propia responsabilidad—camino hacia la sala y gritó —¡Harry que pongas la mesa!

—¡Te dijo a ti! —se escuchó a lo lejos seguido de una risa del abuelo

—Mamá te lo dije —Anne sonrió satisfecha mientras escuchaba como ambos colocaban la mesa

—Podrán crecer todo lo que quieran pero siguen siendo lo mismo—le dijo Anne a la chica que cortaba los vegetales para la ensalada

—Son muy parecidos todos—Mencionó Daisy terminando de colocar las rodajas de tomate —En casa todos somos diferentes, mi hermana mayor es igual a mi madre y yo y mi hermano menor a mi padre

—La genética es maravillosa—Anne meneaba el estofado mientras charlaba con su nuera—Pero Harry también se parece mucho a Des ¿lo recuerdas?

—Vagamente, pero creo que es igual a usted —aclaro Daisy—incluso mueven las manos de la misma manera, leí en algún lugar que eso es hereditario

—¿De verdad? —una sorprendida Anne apago el fuego—Creo que el mal carácter y lo testarudo lo saco a mi, así como ese ácido sentido del humor, que bien sabes viene en la sangre de todo inglés

—Es cierto, pero es muy gracioso—acepto la chica limpiando sus manos con la toalla de cerca—Creo que también heredó su sensibilidad, es decir tiene muchos animales y plantas y es muy considerada como Harry

—¿De verdad? —no sabía porque Daisy veía a Anne un poco sorprendida—Para ser honesta de joven era aún más sensible, lloraba por todo en realidad—una risa escapó la boca de ambas—¡Dios! Una vez hizo una campaña para que la maestra dejara entrar a los perros callejeros en el invierno y ganó

—El siempre consigue lo que quiere—acepto Daisy sonriendo—Incluso aunque te resistas y le des guerra el siempre gana

— Siempre ha sido así, menos conmigo si él insiste yo insisto el doble y él tiene que ceder pero de verdad que es un dolor en el trasero

—¡Mamá! —le dice Gemma—Vamos a comer por el amor de Dios no digas cosas como esas

—Disculpe mademoiselle—exclamo Anne tomando las ollas para llevarlas a la mesa

Entraron al comedor donde encontraron a Harry colocando al abuelo con ayuda de la enfermera en la mesa mientras la joven reía a carcajada abierta de los chistes del abuelo

The Deal [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora