<< Tus ojos llenos de inocencia se reflejan en tu rostro de ángel, el alma de una soñadora mi querida Daisy pero tu sonrisa esconde más dolor del que yo me puedo imaginar >>
Su mirada se centraba fijamente en la enorme pizarra frente a ella donde la profesora Tory explicaba algún componente químico que en ese preciso momento no le interesaba en lo más mínimo, garabateaba en su cuaderno ciertas palabras que pescaba en el aire, a su lado Ciara la miraba confusa por su extraña actitud, mas prefirió permanecer callada ante su enigmática amiga, al encaminarse fuera del aula, el montón de personas se trasladaban a sus diferentes clases, algunos permanecían en sus tiempos de descanso tirados sobre el pasto, Daisy se dedicaba a mirar hacia sus pasos procurando no tropezar
—Algo te sucede ¿Cierto?—Cuestiono finalmente su amiga, la chica de musgosa mirada levanto la vista—Hoy llegaste más temprano que de costumbre, haz permanecido callada en las dos primeras clases y no has tomado una sola nota coherente ¿Problemas en el paraíso?—Pero como es que le iba a decir a su mejor amiga que todo este tiempo le había mentido y su matrimonio no era más que una completa farsa—Me lo sospechaba esa faceta de chico bueno no le queda, seguro es un imbécil
—No tengo problemas con Harry...—Mintió sin remordimiento a su pelirroja amiga—Es que... extraño mi casa, a Thomas incluso a Kelly y Darren, Harry está bien, no lo veo mucho, yo salgo temprano y el regresa tarde a casa, nos llevamos bien hasta ahora
—Estas de broma ¿verdad? Como vas a extrañar a Kelly y a Darren, a Thomas lo entiendo ustedes son prácticamente siameses pero...—Callo al ver al susodicho acercase con una sonrisa plasmada en su rostro—Hola Thomas
—Ciara ¿Qué tal?—Posa un brazo sobre los hombros de su hermana—Daisy D ¿Qué tal?—Su hermana beso su mejilla proporcionándole un fuerte abrazo—Escuchen ustedes saben que me caen bien ¿Lo saben?—Ambas asienten divertidas—Entonces están cordialmente invitadas a lo de este viernes, es en el departamento de Sam ¿Saben quién es?—Explicaba sonriente, su buen humor quiso empapar a Daisy y casi lo logro, Thomas no cambiaba seguía siendo el mismo chico fiestero como cuando estaban en primer año, sus relumbrantes ojos azules chispeaban imaginando la diversión que proporcionaría tal acontecimiento— ¿Qué dicen? ¿Vienen? —Cuestiono con la mirada chispeante por la emoción
—Yo estoy apuntada—Salto Ciara lista para el tipo de eventos que ella más disfrutaba—Tienes que venir Daisy, que estés atada no te impide disfrutar tu último año
—Claro que asistiré, no puedo quedarle mal a Thomas—Golpeo levemente el hombro de su hermano—a Harry no le molestara, ni siquiera se interesa en ese tipo de cosas —Dijo en parte porque no sabia si siquiera volvería a verle o que realmente le interesara
—Está hecho las veo en casa a las nueve el viernes—Aplaudió dando por hecho el evento—Te quiero Daisy D, sonríe un poco ¿quieres?—Ella asintió forzando una mueca, un vacío enorme se instaló en la boca de su estómago, si llevaba dos días enteros sin saber de Harry como es que podría molestarle que ella asistiera a una de esas fiestas, no era su lugar, no después de lo sucedido
Caminaba por la acera de aquella tarde fresca de otoño, su nariz estaba completamente roja, apretaba contra su hombro su pesado bolso mientras se dirigía de la estación del metro hacia el complejo de apartamentos donde ahora residía, saludo al portero como todas las tardes, rebusco entre su bolso las llaves, entro deshaciéndose de sus libros y zapatos para encontrarse con la imagen de la alta figura de su llamado esposo mirándola fijamente desde el diván de la ventana, ninguno de los dos sonrió o profirió palabra alguna, ella simplemente se dirigió a la habitación donde se colocó ropa más cómoda, al salir Harry seguía en la misma posición solo que ahora miraba por la ventana la ajetreada calle y edificios a su alrededor, ella suspiro cansinamente no sabía qué hacer, estaba fuera de lugar
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The Deal [H.S]
Romance-Tus razones son más nobles que las mías Daisy-volvió a colocar su cabeza en el cuenco de su cuello inhalando su olor, disfrutando del momento, avivando las chispas entre ellos, podía sentirla estremeciéndose -No debes temer Daisy... no te haré daño...