<<Atormentado muchacho de esmeralda mirada, tan lleno de errores, tan lleno de vicios, tan lejos del cielo y tan cerca del infierno, tu sufrida sonrisa, tu preparada actuación me distrae de lo que tu corazón me esconde >>Las gotas de la lluvia pasajera dejaban de caer, dando paso a un brillante cielo azul, con el fenómeno colorido cincelado en su más grande esplendor un arcoíris llegando por un efímero momento, sus verdes pupilas se encontraban ocultas tras sus parpados cerrados con fuerza por la mortificación que corría por su cuerpo, sentía como la corbata le asfixiaba, la aflojo suavemente para después abrir los ojos ante el problema que el papel le presentaba
—Es algo inevitable Harry—Le dijo el hombre maduro de pie frente a su escritorio que llevaba su rubio cabello alborotado por el estrés de la situación— ¿Qué has hecho para perder esa cantidad de dinero? Muchacho esto es la vida real, esto es un negocio y si crees que puedes llevarnos a la bancarrota solo porque si, estás muy equivocado—Reprendió severo al hombre que permanecía en silencio
—Es que esa no es mi intención—Respondió con la voz osca luchando por controlar toda su ira—Tú lo sabes Steve, lo sabes desde que llegue aquí no he hecho nada más que probar que estoy calificado para estar donde estoy, para cumplir todo lo que necesito—En sus venas corría a toda prisa la impotencia y ansiedad —Steve te prometo que no fui yo quien perdió el negocio
—Harry...—Llamo al chico recuperando su atención—No existe otro factor, tú fuiste quien lo negocio, por lo tanto fuiste tú quien lo perdió—Sentencio fríamente, cansado de la situación— Lamento decirte esto pero debo escribirlo en el informe
Se le congelo la sangre, y dejo de respirar por un segundo, sintiendo como si le golpearan con fuerza en el estomagó, Steve no dijo nada más para salir de su oficina dejándole los papeles en su escritorio, el ojo verde tomo la taza de café colocada en el lado izquierdo de la mesa para lanzarla con fuerza contra la puerta cerrada haciéndola añicos estrepitosamente, no podía creerlo, no quería hacerlo, respiro hondamente para cobrar compostura, tomo sus cosas y salió de ahí porque el aire le faltaba, porque el pecho le dolía, porque... estaba perdido
Entro rápidamente al elevador para ir directamente al estacionamiento, casi corrió hasta su camioneta, encendiéndola para dar reversa y salir a toda velocidad de ese lugar, condujo lejos del centro de la ciudad, lejos en dirección al este aunque al oeste estuviera su hogar, lo que necesitaba no se encontraba ahí...
Caminaba serena por el campus, el viento de la reciente lluvia todavía estaba presente haciendo su cabellera castaña danzar levemente, todas las personas tenían lugares a donde dirigirse, personas con quien charlar incluso, chicos a quien ignorar, todos tenían un mundo paralelo, que tenían como punto de encuentro aquella institución llena de historia y un tanto de misticismo romántico
—Daisy D...—Escucho a sus espaldas la voz grave de su hermano llamándola quedamente, volvió de inmediato formulando una sonrisa franca, se encontró con una chica rubia junto a su hermano menor, pero no era esa típica rubia tonta sin una onza de cerebro, no principalmente porque no llevaba mallas y botas afelpadas la cual era su uniforme tradicional
—Thomas ¡Buenos días hermanito!—Le saludo abrazarle menos efusiva debido al factor de las recientes discusiones que habían mantenido, sin embargo su hermano la abrazo con fuerza, esa era su forma de disculparse sin palabras solo simples gestos, al final se rindió y lo abrazo con fuerza antes de volverse a la chica quien sonreía tímida ante su mirada llena de cuestiones— ¡Hola! Soy Daisy
—Claire—Le tomo la mano ofrecida intentando demostrar seguridad aunque dentro de ella poca hubiera—Soy amiga de Thomas—Aclaro rápidamente provocando una sonrisita burlona por parte de la chica frente a ella debido a la mueca fugaz producida por el joven—Tu debes ser su hermana ¿cierto?
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The Deal [H.S]
Romance-Tus razones son más nobles que las mías Daisy-volvió a colocar su cabeza en el cuenco de su cuello inhalando su olor, disfrutando del momento, avivando las chispas entre ellos, podía sentirla estremeciéndose -No debes temer Daisy... no te haré daño...