Capítulo 7

1.2K 68 9
                                    

Sigo caminando ansiosa por toda mi habitación de brazos cruzados, solo con una bata de baño ya que salí de la ducha y lo único que hice fue secarme el cabello.

No quiero ir a esa discoteca. No me gustan las discotecas. Todo por ir a una cuando tuve 18 años en Canadá, recuerdo que fui con mi mejor amiga en ese entonces. Ella me dio de tomar una cerveza, que llevo a otra y después a otra hasta que estuve completamente ebria. Mi cuerpo no está acostumbrado al alcohol.

Al siguiente día desperté al lado de alguien desconocido. Había perdido mi virginidad y ni si quiera lo recordé. Desde entonces nunca más he ido a ninguna disco, me trae ese mal recuerdo y sobretodo no he vuelto a beber, solo lo hago para brindar en alguna reunión. Nada más.

Alguien toca suavemente la puerta, alejándome de mis pensamientos.-Adelante.

-Señorita Emma ¿ya está…?-deja de hablar al verme sin arreglar. Entra a la habitación y cierra la puerta detrás de él.

- Alfred, no quiero ir-le suplico como una niña haciendo un puchero.

-Lo sé, pero tiene que hacerlo.-suspiro derrotada y me siento en la cama.- ¿Ya sabe que se pondrá?

-No-digo en voz baja. Alfred entra en el gran guardarropas y en menos de 10 segundos sale con un conjunto de ropa.-Es un bonito conjunto-digo en voz baja sonriendo débilmente.

Alfred se ríe de mí, me tiende la ropa, la cual agarro y se va.

Me pongo el short negro, la blusa azul manga corta holgada, tacos negros, de los que no estoy tan acostumbrada a usar, y me maquillo. Dejo mi cabello suelto, me pongo unos aretes dorados y mi collar con la letra E.

Estoy lista en 20 minutos, no soy de esas chicas que se demoran para arreglarse. Mi estilo es muy sencillo.

Agarro una chaqueta negra y una cartera de mano en donde meto algunas cosas. Salgo de mi cuarto y me dirijo hacia el estudio de mi papá, en el que está leyendo un libro.

-Knock Knock-le digo haciendo que toco la puerta que ya está abierta. Él levanta la vista de su libro, sonríe y lo deja a un lado caminando hacia mí y yo hacia él.

-Te ves hermosa, mi princesita.-me dice con mirada tierna.

-Gracias, papá-sonrío un poco ruborizada.

-Alfred irá con ustedes. Si quieres regresar antes, él estará esperando en el auto ¿De acuerdo?-Asiento-y si quieres llegar más tarde, él te detendrá-río divertida. Creo que será la primera opción. Le doy un abrazo de despedida.-Adiós, cuídate mi niña.

-Adiós, papá-le digo y me dirijo hacia la puerta pero antes de irme lo veo desde la entrada y le digo lo que nunca he dicho en mi vida-Te quiero, papá.

Él sonríe con mirada dulce-Y yo a ti, pequeña.

Sonrío feliz y me dirijo hacia las escaleras. Bajo con cuidado de no caerme y encuentro a Alfred cerca de la puerta. Cuando me escucha bajar voltea a verme.

-Se ve guapísima, señorita-dice tomando mi mano y dándome una vuelta.

Río suavemente con rubor en mi rostro y no es por maquillaje-Gracias, Alfred. No podría haber hecho esto-digo señalando mi atuendo-sin ti.

-¿Qué haría sin mí, verdad?-sonríe-Deberían aumentarme mucho más el sueldo.-Río asintiendo-Solo bromeo, el señor Weigel me paga muy bien y además amo mi trabajo-me dice jalando suavemente mi mejilla.

Tú a Canadá, yo a Alemania | Manuel NeuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora