Capítulo 54

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Manuel se acerca a mí y me toma de los hombros como si tuviera miedo a dejarme ir-Eh...-comienza a mirar a todos lados igual que yo-Escápate por la ventana.

-¿No estamos en el noveno piso?-Estoy al borde del pánico.

-Mierda-maldice.

-Manuel, por favor abre la puerta-suspira-No me iré hasta que lo hagas-Casi gritamos cuando la volvemos a escuchar. Esto es como una película de horror.

-Bien, bien...-Manuel se calma-Ven-Me toma de la mano y me dirige hasta una habitación y cuando los dos entramos puedo notar que es su alcoba. Cruzamos el lado de la cama y él me abre un armario de prendas de vestir. Como soy, relativamente, pequeña y delgaducha puedo entrar-Lo siento mucho, nena-Toma mi rostro y me da un beso corto-No tardaré-dice antes de cerrar el armario. Ya no puedo ver nada pero escucho sus pasos al salir de la habitación y después de unos segundos él abre la puerta.

-¿Por qué demoraste tanto?-escucho a Nina claramente.

-Estaba en el baño-contesta con frialdad.

Se quedan en silencio unos segundos hasta que ella habla-¿Puedo pasar?

-Lo siento pero no-lo dice con delicadeza como para que sus palabras no la hieran-¿Por qué estás aquí, Nina?

-Manuel, debemos hablar...-hace una pausa como evaluando lo que va a decir-Tú y yo debemos estar juntos, ¿es que no lo entiendes? Estamos destinados...Yo no quiero perderte.

-Nina, lo siento pero no puedo.

Hay un silencio sepulcral hasta que oigo sus pasos y la puerta cerrarse. Ahora sé que ella ha entrado.

-No voy a rendirme-Él se queda en silencio-¿Qué pasó con nosotros? Todo iba muy bien pero...algo cambió-hace una pausa-¿Qué cambió, Manu?

-Nina, por favor...vete a casa.

De nuevo silencio. Me siento tan incómoda en este momento y, sobre todo, nerviosa. Mi corazón y mi respiración son anormales. Si Nina me pilla estoy muerta.

-¿Con quién cenaste?

Oh, oh. Creo que vio los platos y los vasos sobre la mesa.

-¿Qué?

-Huelo perfume de...mujer. Manuel...-Nina parece no poder creérselo-¿Alguien estuvo...o está aquí?-Oigo sus pasos acercándose a la habitación.

Rápidamente me tapo la boca con las manos para así evitar hacer algún sonido. Si me encuentra, estoy jodida. Ya ni siquiera hay forma de explicar por qué yo estaría escondida si no tuviera algo que ocultar.

-No hay nadie aquí.

Los rápidos latidos de mi corazón zumban en mi oído.

Escucho la respiración pesada de Nina y luego sus pasos recorriendo toda la habitación. Cada vez se acerca más al armario en el que estoy escondida.

Va a abrir. Va a abrir. Va abrir.

-Nina, no tienes derecho a hacer esto. Tú y yo ya no estamos juntos y...

-¿Tan rápido me olvidaste o te veías con alguien cuando ya estabas conmigo?-Manuel se queda callado-¡Responde!

Mierda, mierda...No...Fuck.

Se escuchan tres toques a la puerta del apartamento. Manuel y Nina salen de la habitación y ahora respiro aliviada. Después de unos segundos se escucha la puerta abriéndose.

Tú a Canadá, yo a Alemania | Manuel NeuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora