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Todo lo que él tenía que hacer era correr a contrarreloj, y la victoria contra la Universidad de Mississippi estaba asegurada

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Todo lo que él tenía que hacer era correr a contrarreloj, y la victoria contra la Universidad de Mississippi estaba asegurada. Jungkook se aseguró de dejar correr el reloj el mayor tiempo posible antes de hacer una jugada apresurada. Perdieron una yarda, pero no importaba. No había tiempo suficiente en el reloj para que importara: Mississippi no pudo anotar. La victoria fue de ellos.

Unos momentos después, mientras los otros jugadores y el entrenador Choi se apresuraban al campo del equipo contrario en victoria, Jungkook se preguntó si Taehyung estaba viendo el partido en Bodine. ¿Taehyung había visto el touchdown que él hizo en el segundo cuarto? ¿O ese pase perfecto de 30 yardas que le había dado a Jackson? ¿Había tal vez Taehyung admirado el culo de Jungkook en el ajustado uniforme?

Mierda, él necesitaba dejar de pensar esos pensamientos. Era peligroso. Si Taehyung estaba en su mente, se le podría escapar algo. O aparecer en su cara. O, bueno, tener una erección. Así que Jungkook volvió a prestarle atención a sus compañeros de equipo y los siguió hasta el vestuario de equipo visitante en medio de aplausos y felicitaciones.

Jackson se acercó para chocar los cinco con su toalla blanca, tan clara contra su piel oscura—. Buena victoria, Jeon.

—Lo mismo digo —sonrío Jungkook.

—Al menos sabemos cómo tomarnos una victoria con calma. Es vergonzoso, estos nuevos —dijo él divertido mientras miraban a su nuevo pateador de primer año, Kai, que bailaba en ropa interior, agitando sus rastas por todas partes, celebrando el gol de campo que había hecho justo antes del descanso. Él en serio necesitaba bajar el tono. Él había sido enviado porque el pateador de la primera cuerda, Sehun, se había desgarrado un ligamento en los entrenamientos.

Sehun estaba enojado. Estaba en último año. Él esperaba ser enviado a cada partido. Y el padre de Sehun también lo esperaba.

Pero Kai parecía ajeno a la furia latente de su compañero pateador—. ¡Eso fue un subidón, hombre! —Kai le dijo a Sehun—. Tu dolor, mi ganancia, es un dicho horrible, pero un poco cierto —Jungkook gimió. Kai necesitaba tener cuidado con su jactancia. Pero, en vez de eso, el chico siguió adelante, totalmente ajeno. Golpeó a Sehun en la cadera, un momento amistoso de victoria, pero Sehun hizo erupción. Arrojó a Kai contra los casilleros.

—¡Suéltame, marica!

—Joder —maldijo Jackson, y se acercó para intervenir, arrastrando a Kai lejos de Sehun, que era todo un campesino. Sus amigos blancos tendían a permanecer juntos, particularmente su mejor amigo Soo. Los dos eran unos pendejos. Podrían estar todos en el mismo equipo, pero todavía había líneas incluso en los vestuarios: ricos y pobres, blancos y negros, heteros... y los metidos profundamente en el closet.

—Cálmate, Sehun —dijo Jackson, usando su cuadro completo de un metro ochenta para mantenerse firme contra Sehun—. Él sólo se está divirtiendo.

Jungkook vio cómo Sehun se metía en la cara a Jackson—. ¿Por qué coño te importa, Jackson? ¿Eres la niñera del marica?

—Cuida tus palabras —dijo Jackson entre apretados dientes.

El Quarterback™║ ©VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora