CAPÍTULO 44

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—Sé que tienes muchas preguntas, pero ahora mismo ambas carecemos de tiempo

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—Sé que tienes muchas preguntas, pero ahora mismo ambas carecemos de tiempo. Así que suéltalas rápido e intentaré responderte lo mejor que pueda.

No sabía cómo lo había logrado, pero Wilma nos dejó solas en esa despensa, sin más compañía que la de los alimentos empaquetados. La voz de Helga era como la recordaba aquella vez, después de que Lucian me había castigado, pero muy diferente a la imagen que tenía de ella como nuestra ama de llaves. En ese entonces vestía el cabello corto, cejas pobladas y un lunar en la mejilla. Pero en ese momento su cabello era rubio, y sus antiguos rasgos distintivos habían sido remplazados por una sencilla cicatriz. Tal vez jamás habría adivinado que se trataba de la misma mujer de no ser por su mirada determinante, la misma con la que la había identificado hace dos días cuando la vi.

Y la tenía allí, justo delante de mí.

—¿Nada? Bien, entonces inicio yo, estamos...

La abracé, y enterré mi rostro entre su hombro y su cuello, aferrándome a su persona. Ella se puso rígida, pero yo no podía sentirme más que agradecida por la esperanza que su presencia me suscitaba.

Nos separó de golpe.

—No tenemos tiempo.

—Lo siento, es sólo que...

—Sí, lo sé. Pero ya habrá espacio para ello —sacó una libretita—. Ahora mismo necesito hacerte unas preguntas. Si quieres que te responda, tendrá que ser rápido.

Sí, tenía muchísimas preguntas, tantas que no me cabían en la boca. Me obligué a ordenarlas, y cuando vi que ella estaba a punto de hablar otra vez, externé la que más me había atormentado desde que supe sobre su verdadero papel en esa casa.

—¿Cómo piensas ayudarnos?

—No será fácil, pero haré lo que pueda. Es lo que se me permite decirte.

—¿No lo sabes?

—Tenemos un plan, pero es arriesgado. En este momento lo que nos urge es información.

—¿Por qué las notas? ¿Por qué se fueron tan de repente? ¿Cómo supiste que Lucian me iba a castigar esa noche? ¿Cómo logró Anne contactarse contigo? ¿Qué hacías en casa todo ese tiempo? ¿Por qué apareces justo ahora? —Ella parpadeó—. Lo siento, es que esto va demasiado rápido. De un segundo a otro no estás y al siguiente te apareces y...

—Mucho qué digerir, lo entiendo. Sin embargo, me temo que sólo se me permite responder a algunas de tus dudas, ¿está bien? —Asentí—. En primer lugar, recuerda que no podíamos comunicarnos con ustedes de forma tan directa, no sin un guardia presente. Lucian nos vigilaba a todas horas y era parte de nuestro contrato mantenernos lo más al margen posible de ustedes. Todas las mañanas nos hacía pasar por un chequeo, con la excusa de que él quería cuidar su privacidad. Así que la idea de hacerte llegar esa nota se dio porque necesitábamos una forma de contactarte, llamar tu atención sin correr el riesgo de alertar a Lucian. Y nos urgía saber de qué lado estabas.

Mentirosa | Bilogía Mentiras #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora