CAPÍTULO 12

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Un año y dos semanas después

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Un año y dos semanas después...

Estuve pensando en aquel pedazo de papel por el resto del camino hasta llegar a mi habitación. No dejé de darle vueltas a lo ocurrido. Abría y cerraba aquella hoja, la estrujaba entre mis dedos y la volvía a lisar. ¿Quién habría sido aquella mujer? ¿De quién se trataba? ¿Podría volver a recordarla? ¿Sería alguien a quien había visto en casa? Y lo más importante: ¿realmente nos conocía lo suficiente, como para advertirme de cuál de todas ellas era una... mentirosa?

Hice el esfuerzo por olvidarlo, o de hallarle una lógica lo bastante convincente para considerarlo sin importancia, pero entre más ahondaba en aquel asunto, más incomprensible se volvía para mí. Lo primero que debí haber hecho fue ir a contárselo a Karla, pero me hallaba tan conmocionada que me vi incapaz de hacerlo.

Alguien abrió la puerta en ese instante.

—Oye Sam, me preguntaba si... —hice el papel en una bola y lo escondí detrás de mí—. ¿Qué estás haciendo?

Se trataba de Liz. Yo estaba en la cama, y ella me miraba extrañada.

—Mi reporte —la mentira salió muy rápido para mi sorpresa.

—Otra vez con las fallas ortográficas, ¿eh?

—Esto... sí. Exacto. Otra vez las fallas ortográficas.

—Recuerda que puedes contar con mi ayuda en cuanto lo hayas acabado. Necesitas más de una lección conmigo antes de desenvolverte bien en ello.

—Claro, lo tomaré en cuenta.

—Bien. Oye, me preguntaba si... —el grito de una de las chicas la interrumpió. Liz giró los ojos y exclamó de vuelta—. ¡Dije que volvía en un minuto! —refunfuñó entre dientes—. Por los amantes, el estrés de Wen va a volverme loca.

La miré sin comprender. Ella negó con la cabeza.

—Lo siento, estuvimos practicando lo del evento antes de que vinieras. Aproveché que ella estaba distraída para escabullirme y venir a hablar contigo. En fin, da igual. ¿Qué venía a preguntarte? —Guardamos silencio mientras aquella hoja me quemaba los dedos—. Ah, sí. ¿Te gustaría echarme una mano mañana? Después de lo de Miriam, necesito a alguien que quiera acompañarme a regar las nuevas flores. Lucian quiere que todo esté perfecto cuanto antes, ¿tienes tiempo?

Vacilé.

—Sí.

Ella asintió, pareció que iba a agregar algo más, pero al final suspiró.

—Pues vale, y ven a buscarme en cuanto termines, quiero ver si has avanzado desde el otro día —cerró la puerta.

Cuando regresó el silencio, me di cuenta que mi respiración había estado agitada. Aquello iba a causarme problemas, ¿de verdad los necesitaba ahora? ¿Podía fiarme tan fácil de una desconocida? Al fin de cuentas, era absurdo dejarme llevar por influencia de una mujer extraña, la cual ni siquiera tuvo el descaro de presentarse. Si lo dejaba pasar, sería como si no hubiera sucedido.

Mentirosa | Bilogía Mentiras #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora