CAPÍTULO 16

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Desde ahora en adelante, sospechaba que nuestros silencios ya no serían tan incómodos

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Desde ahora en adelante, sospechaba que nuestros silencios ya no serían tan incómodos.

Derek me sonrió cuando regresé a mi posición al ras del suelo del asiento.

—¿Es algún tipo de juego lo que haces? —preguntó en tono divertido, pero no le respondí.

Era cierto que me sentía más relajada en su presencia, de hecho, lo encontré agradable. Aun así, me sentía torpe, pues de vez en cuando descubría que lo observaba un poquito más de lo normal. Derek hacía alguna expresión, sonreía o decía algo que me sacaba del letargo, y me recriminaba por dentro por actuar de forma tan absurda; aun así, siempre notaba algún detalle que volvía a acaparar mi atención, cosas en las que antes no me habría detenido a mirar: como que tenía un rastro de barba casi inexistente, a menos que te le quedaras observando como yo. O cuando el sol se reflejaba en el color de su cabello castaño, lo que hacía que cambiara del café oscuro a un tono más claro, casi pelirrojo.

—¿Qué? ¿Tengo un grano en la nariz?

Volteé hacia otro lado.

—Solo veía tu pelo.

—¿Mi pelo? ¿Qué hay con él?

—Está horrible.

—Vamos, no es tan malo ¿o sí?

Me obligué a clavar la vista en el salpicadero del auto.

No nos demoramos mucho en el pequeño lago, de hecho, ni siquiera habíamos viajado en bote, pues resultó que Derek no sabía nadar, y temía que la lancha se cayera de lado por su falta de talento con los remos. El viejo Kyle nos dedicó una última expresión de apatía antes de marcharnos, por lo demás, íbamos a buen tiempo para llegar al café, tomar mi autobús y hacer como si aquel viaje no hubiera ocurrido.

Una hora después, llegamos por fin al local, pero cuando Derek aparcó, su cara relajada cambió al desconcierto.

—¿Cómo rayos...?

Alguien tocó la ventanilla.

Me encogí por instinto. Tenía que ser Lucian, ¡él me había encontrado! Estaba perdida, estaba...

Derek bajó el cristal.

—Katy...

—¡Llegas tarde! —exclamó una chica, asomándose por la ventanilla y miró a Derek con evidente furia—. ¡Se suponía que me llevarías al centro para lo de mi madre!

—¡Perdón, perdón! Lo había olvidado.

—¿Olvidado? ¡Me diste tu palabra! —me echó un vistazo y arrugo el ceño—. ¿Y ésta? ¿Qué mosca le picó? No me digas que me has dejado plantada por una chica.

Derek pegó su cara al volante.

—Sam, ella es Katy. Katy, ella es Sam.

La joven ni se inmutó.

Mentirosa | Bilogía Mentiras #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora