CAPÍTULO 4

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Al llegar a la casa, después de pasar los dos guardias de seguridad de la puerta y que estos me revisaran concienzudamente, encontré a Liz y Miriam discutiendo por la parte izquierda de los jardines

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Al llegar a la casa, después de pasar los dos guardias de seguridad de la puerta y que estos me revisaran concienzudamente, encontré a Liz y Miriam discutiendo por la parte izquierda de los jardines. Teniendo en cuenta lo tarde que era y que se lanzaban miradas de odio, supe que otra vez debatían en qué lugar situarían la nueva mata de flores.

—Te lo he dicho miles de veces, no me importa si quieres ponerlas a lado de la ventana del dormitorio o no —decía Liz en ese momento, mientras su cabello cobrizo refulgía brillante bajo el sol—. Ese es un pésimo lugar para que les dé directamente la luz. ¡Allí no tardarán en secarse!

—Lo dices porque quieres acaparar la vista, ¿no es así? —le refutó Miriam—. ¡Podrás verlas perfectamente desde tu alcoba! Mi habitación está desde el otro lado del edificio y no es justo que solo una de nosotras las pueda disfrutar.

—Ya te lo dije, todo tiene que estar perfecto para el evento, si quieres verlas, entonces dile al señor Luc que te cambie de habitación.

—¡Sabes que a Emily no le gusta estar sola!

—Ella es lo suficiente mayor para acatar las decisiones de los demás.

Entré a la casa. Sabía que alguna de las dos debía de ceder antes que la otra, aunque votaba que fuera Miriam la que diera el primer paso. Liz siempre había sido firme en sus convicciones.

Subí las escaleras para llegar directamente a mi alcoba, pues por increíble que pareciera estaba demasiado cansada y necesitaba hacer el informe para Lucian, además de que me urgía un baño. Al abrir la puerta no me sorprendí por no ver ningún rastro de Anne, pues ella siempre se desaparecía la mayor parte del tiempo, eso si es que no se la pasaba durmiendo.

Cuando terminé de asearme, tomé una libreta y bolígrafo. Me senté en mi parte de la cama y me puse a pensar en cómo redactar mi primer reporte para entregárselo a Wen, aquella mujer que se había autoproclamado la asistente personal de Lucian, como si el título tuviera algún mérito especial. Al escribir, decidí que simplemente relataría los hechos a como surgieran en mi cabeza, sin expresar ninguna opinión al respecto. Dudé en incluir el incidente con el tal Derek, pero al final concluí que era mejor no guardarme nada, así demostraría que se podía confiar en mí y mi compromiso por cumplir el acuerdo establecido.

Además, era muy poco pago comparado con lo que ya había hecho.

Además, era muy poco pago comparado con lo que ya había hecho

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Mentirosa | Bilogía Mentiras #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora