«Cetyrnadcatʹ»

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Fruncí el ceño, removiéndome bajo la comodidad en la que me encontraba reposando

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Fruncí el ceño, removiéndome bajo la comodidad en la que me encontraba reposando. Lo ocurrido la noche anterior fue llegando mediante flashes a mi mente, refrescando mi memoria.
Me estire, abriendo mis ojos con lentitud al despertar, encontrándome con una habitación que jamas había visto. Me senté con confusión, analizando mi alrededor con detalle. Era una sala, con sillones cómodos y un pequeña mesa en el centro, las ventanas estaban cerradas hasta la mitad con las persianas por lo que la luz era tenue y no tan cegadora.

Palmee mi cuerpo en busca de algo fuera de lugar, pero todo estaba en orden. Suspire de alivio, masajeando mi rostro para quitar los rastros del sueño.

— ¿Uh?, despertaste —gire mi cabeza hacia la puerta, chocando con los ojos de Kaneki. Sonreí aliviado al ver un rostro conocido— ¿Como te sientes? —se acercó, sentándose en frente de mi

— Estoy bien, un poco aturdido, pero... —lo mire con preocupación al recordar lo sucedido— Kaneki-San, ¿Como estas tu?. Te veías muy hambriento, ¿Estas mejor? —asintió con una sonrisa nerviosa

— Si... lamento haberte herido, no era mi intención —negué

— Esta bien, se lo que se siente no poder controlarlo —suspire y acomode mi alborotado cabello, incorporándome del cómodo sofá— Sera mejor que me vaya, no quiero llegar tarde en mi primer día de trabajo —el pelinegro se levantó junto conmigo, apoyando una mano en mi hombro

— Antes debes cambiar tu ropa

Me mire, notando mi ropa con sangre seca y un agujero en el lugar en donde el kagune de Kaneki me había herido.
Asentí a lo dicho, volviéndome a sentar

— ¿Puedes prestarme un teléfono?, se quien puede traerme un poco de ropa —asintió, señalando con su cabeza hacia la mesa que anteriormente se hallaba vacía— Gracias —sonrió, acariciando mi cabello

— Volveré a trabajar, dime si necesitas algo

Se fue, dejándome solo en aquella habitación.
Marque el número de Misaki a la espera de que pudiera atenderme y así, ayudarme con el cambio de ropa que necesitaba con urgencia. Si salia con ese aspecto, llamaría la atención de las personas que me encontrara por el camino, y correr no serviría de nada.
Suspire, cubriendo mi rostro con mis manos. La mala suerte parecía estar colgada de mi espalda, inclinándose a los lados para guiar mis torpes pasos a la dirección que más le convenía. La vergüenza e incomodidad estaban azotándome, como si fueran bofetadas en el rostro, una detrás de la otra. Mis acciones parecían estar viviendo con esa estúpida frase: Cada acción tiene su reacción. Era una señal, estaba seguro de eso

— Kai —los toques en la puerta se hicieron presentes junto con la voz de Kaneki, me apresure a abrirla— Dejaron esto para ti —me tendió un pequeño bolso, el cual tome rápidamente

— ¿Se ha ido? —negó, soltando una risa nerviosa

— Se ven... enojados —fruncí el ceño

☣Iɴsᴀᴛɪᴀʙʟᴇ☣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora