«Dvadtsat' sem»

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Enrede mis dedos en su cabellera, detallando cada facción de su rostro

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Enrede mis dedos en su cabellera, detallando cada facción de su rostro. Su cabeza descansaba en mis piernas mientras que su cuerpo en el sofá, Ayato estuvo ocupado las ultimas semanas, lo notaba más agotado y menos grosero, pero seguía siendo él. Nuestra relación seguía siendo la misma, con la diferencia de que ahora eramos una pareja, anteriormente no teníamos un titulo aparte del de títere y titiritero, tampoco planeábamos ponerle uno, pero cuando Naki-San nos encontró durmiendo juntos luego de que el peliazul volviera de una "misión" de la cual no fui parte porque No quería cuidar de ningún estorbo, la pregunta que salio de sus labios con un fuerte grito fue suficiente para despertarnos. ¡¿Cual es la maldita relación que los une?!, entendía su reacción, nosotros no pasábamos de insultos y golpes. Y debía decir que en aquel momento ni siquiera yo lo sabia hasta que Ayato contesto normalmente, quitándole el tono amenazante a la palabra.

Sonreí, inclinando mi rostro con lentitud hacia el cuello del peliazul, el cual estaba al descubierto ya que su cabeza se encontraba de lado y sople suavemente, ocasionando que se removiera en el lugar. Me aleje con rapidez, reprimiendo una risa, y cuando volvió a quedarse quieto, repetí la acción

— Kai, bastardo —solté una carcajada, tirando mi cabeza hacia atrás mientras el contrario se levantaba de mi regazo, sentándose a un lado de mi, mirándome con seriedad— ¿Ya acabaste? —solté una pequeña risa y asentí, cruzando mis piernas sobre el sofá, girándome para verlo de frente— Idiota —rodé los ojos y las estire sobre las suyas

— Que empalagoso eres, intenta con otro —se cruzo de brazos con una pequeña sonrisa

— No perderé mi tiempo en alguien como tu —puse una mano en mi pecho, dejándome caer

— Oh, no —ladee mi cabeza, hablando con un tono aburrido— Estoy tan herido ahora mismo que siento que podría saltar por esa ventana —señale detrás de Ayato, quien bajo mi mano de un manotazo, colocándose sobre mi. Acaricie mi mano— Si dolió, imbécil —puso sus manos a los lados de mi cabeza, una sonrisa burlona pintaba sus labios

— No estoy arrepentido

Asentí, pasando mis manos por sus hombros y deslizándolas hasta su pecho, en donde dibuje figuras inexistentes para entretenerme.

La nieve se había acumulado y el clima no cambiaba su color, las paletas de grises se lucían en el, opacándose y aclarándose, dependiendo del día o la noche. Aquello solo aumentaba el mal presagio, indicando, quizás, la cantidad indefinida de perdidas, no lo sabia con exactitud, pero faltaba poco para saberlo. Cada día que empezaba era un número menos en la cuenta regresiva, podría ser mañana o hoy, podrían pasar más semanas de las que habían pasado, no importaba, lo sabría cuando la alarma sonara en mi mente. Lo sabría cuando aparezca él con su boca derramando sangre y sus manos rasgando la piel, despertándome de la pesadilla con un grito ensordecedor.

Ayato golpeo mi frente con sus dedos, parpadee y subí la mirada, mirándolo atento

— ¿Que ocurre? —sonreí, arqueando una ceja

☣Iɴsᴀᴛɪᴀʙʟᴇ☣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora