«Tridtsat' chetyre»

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Un silbido se oyó detrás de mi, me gire  sonriendo e inclinándome con una mano en mi pecho, saludando cortésmente con algo de burla

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Un silbido se oyó detrás de mi, me gire  sonriendo e inclinándome con una mano en mi pecho, saludando cortésmente con algo de burla

— ¿Que tal, mi señor? —rio, palmeando mi hombro

— Sabia que había hecho una buena elección —sonreí, mirando la ropa que llevaba puesta

— No usaba uno de estos desde el funeral de mamá, se siente extraño

El smoking negro se ajustaba a mi cuerpo a la perfección, aunque el estilo era distinto, se asemejaba más al de algún mayordomo de clase alta, excepto por los guantes que me había negado a usar. El premio a la mayor incomodidad se lo llevaban los zapatos de vestir, no necesitaba otra más.
Suspire y me cruce de brazos, acercándome a su lado para ver la fila de personas que había allí abajo, esperando ansiosamente para entrar a la tan esperada subasta

— Oi, ¿Que estamos esperando aquí? —coloque una mano en mi cintura, señalando con la cabeza la multitud reunida— La vieja ya llego

— Kai, vocabulario —sonreí de lado— Ten algo de paciencia, deben estar por llegar

Rodé los ojos, acomodando los mechones de cabello que cubrían mi vista debido a la brisa que se levantaba. Estábamos en lo alto del teatro, específicamente en el tejado, por lo que estábamos en primera fila si se trataba de espiar y sentir

— ¿Matsuyama-San?

Fruncí el ceño, mirando sobre mi hombro los pasos que se acercaban acompañados de esa aniñada voz que solo había oído muy pocas veces, pero que aun así no olvidaría.
Sonreí, abriendo mis brazos cuando me gire por completo

— Hinami, es un gran gusto volver a verte —la pequeña castaña camino hacia mi, abrazándome cortamente mientras reposaba su cabeza en mi pecho, permitiéndome que acariciara su cabello— Has crecido muchísimo, Hina-Chan —la apreté contra mi cariñosamente, palmeando su cabeza

— Lamento no haberlos visitado, a ti y a Onee-Chan —negué, tomándola de los hombros

— No es bueno que pidas disculpas por esas cosas, comprendemos la situación —suspire, girándome hacia los otros dos que la seguían de cerca— ¿Y... quienes son ellos?

La amable sonrisa que pintaba mi rostro, se desvaneció al instante en cuanto mis ojos se posaron en otros. Un azul oscuro igual a la noche que nos acompañaba, sus orbes fijos e inexpresivos en mi, atento a cada mueca que pudiera aparecer en mi rostro. Su cabello ya no parecía una melena desaliñada, al contrario, estaba acomodado y caído, enmarcando su rostro cubierto por la mascara negra.

Apreté mis manos, sacudiendo mi cabeza cuando inhale, llenándome con el aire puro y también con su aroma, revolviendo mi estomago como si el tambor de una lavadora estuviera en su lugar. Mis piernas se volvieron débiles, pero no me permití caer.
Carraspee, cortando la tensión incomoda, y me gire hacia el rubio, cambiando mi expresión a una dura e estoica, tendiendo la mano para tomar del bolsillo de su saco la mascara que me pertenecía

☣Iɴsᴀᴛɪᴀʙʟᴇ☣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora