°°°El canibalismo es una de las manifestaciones más evidentes de la ternura°°°
Tokyo Ghoul no me pertenece, todos los derechos reservados a su creador: Sʜᴜʜᴇɪ Mᴏʀɪᴛᴀ
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Me aleje del árbol en donde me encontraba apoyado, enderezándome poco a poco cuando las campanas de la iglesia sonaron y las puertas fueron abiertas. Solo veía personas vestidas elegantemente y a la pareja que salia luego de dar el si. No lograba identificar sus rostros ni los de la compañía, pero sabia que la afortunada era la mejor amiga de Touka-san. Yoriko.
Amaba los casamientos, ver como el amor de ambas almas quedaba enlazado para toda la eternidad mediante sortijas que se mantendría presentes siempre. Contraer matrimonio era una decisión muy importante y para eso había que escoger a la persona indicada, la que estuviera dispuesta a pasar cada segundo de su vida contigo. Algo como eso era lo que yo quería, y aunque no lo obtenga, el seguir a Touka y Kaneki hacia aquí para presenciarlo, me encantaba. Solo que, esperaba encontrar a una persona en especifico.
Aquella persona que intentaba ver todo al alejarse solo unos pasos, quizás por orgullo, o por disgusto a tanta gente gritando y lanzando pétalos. Solo nosotros lo sabemos
— ¿Así te ves en 10 diez años? —me coloque a su lado, mirando con una leve sonrisa satisfecha la pequeña celebración a lo lejos— ¿Felizmente casado y a punto de comenzar una bonita familia?
Lo codee juguetonamente, girándome para verlo de frente. Sus ojos chocaron con los míos y sonrió leve, su cabello moviéndose con la suave brisa que acompañaba el soleado día. Un perfecto clima para festejar. Ladee mi cabeza
— Te has vuelto aun más guapo, ¿Han sido buenos estos últimos meses? —negó lentamente, apretando sus labios y acercándose un paso
— ¿Como estas?, te ves terriblemente mal, Kai —hice un ademan con mi mano, restándole importancia
— Estoy en mis mejores momentos, solo necesitaba un poco de sol —abrí mis brazos— Ahora, ¿Puedo tener un abrazo de alguien a quien he extraño demasiado?
— No cambiaras jamas
Se acerco, rodeando con suavidad mi cintura con sus brazos, acercándome a su cuerpo. Sonreí y cerré los ojos, apoyando mi mentón en su hombro, mis manos aferrándose a su saco negro impecable, gustoso con su calor.
Sus dedos se enredaron en mi cabello, deslizándose de arriba hacia abajo. Suspire, girando mi cabeza para posar mis labios sobre su mejilla con cariño
— Te he extrañado tanto —me aleje, tomando sus mejillas con mis manos— No quiero llorar así que evita decir algo que me deje emocionalmente feliz, ¿De acuerdo?
— Entonces no diré que también lo hago —bufe
— Te has vuelto más atrevido —reí leve— Y también sé que tu rango ha crecido considerablemente. Estoy muy feliz por ti, cariño —frunció leve el ceño
