Capítulo 29: Amor idiota

205 33 41
                                    

Lo siguiente que recordaba era que estaba corriendo por toda la metrópolis gritando y balbuceando, como si estuviera huyendo de algo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo siguiente que recordaba era que estaba corriendo por toda la metrópolis gritando y balbuceando, como si estuviera huyendo de algo.

Se dirigió muy rápido al edificio central, donde estaban hospedados y, apenas se cruzó con la pared de éste, usó sus prótesis para escalar hasta el ventanal, que para su mala suerte estaba cerrado. Con la misma impaciencia sacó su tableta y abrió ambos vidrios, entrando y volviendo a cerrar apenas se incorporó.

Exclamaba el nombre de su compañero como si lo estuviera buscando, al tiempo que seguía corriendo y mordía la punta de sus dedos con ansiedad.

Pero de un momento al otro entendió porque Rojo no estaba ahí, y porqué había corrido, razón por la que no tuvo más remedio que desmayarse.

El último mencionado mientras, volvía de dónde habían estado a paso tranquilo, aunque estaba igual o más angustiado que el de color violeta, y a diferencia suya, él no podía aliviar su malestar con simplemente dormir, teniendo que soportar un martirio mayor al que le acompañaba cuando salió en la mañana.

Se abrazaba a sí mismo, en veces extendía los brazos intentando liberar tensión, tomaba de sus antenas y las estiraba, corría y paraba, incluso lloraba.

No lo podía creer, no lo quería creer, ¡¿qué idiotez había hecho?! Algo que creyó poder soportar hasta que se muriera, o por lo menos hasta que Púrpura resolviera todos sus problemas mentales como para confesar tal magnitud. . . Su compañero estaba totalmente confundido y cambiaba de actitud día con día, y en lugar de ayudar ahora seguramente lo empeoraría. . .

¿Era su culpa? ¿realmente él causaba todos los conflictos de su amigo? Siempre había recibido algunos reclamos por parte de él, lo hacía sentir defectuoso. . .

Temía.

Toda su vida había temido desde que comenzaron esos momentos en que percibía la meticulosa treta que su mente le hacía, temía que algo así se le escapara, y creía fielmente en sus palabras, en el hecho de que dijera abiertamente que lo amaba, pero. . . escaló muy rápido, rápido y sin control, ¡ahora podía que él no quisiera volver a verlo! ¡que lo tachara de fenómeno! ¡uno mayor que sí mismo! Su misión y credibilidad. . . podía correr el acontecimiento entre los conocidos de Púrpura, con lo explosivo que tendía a ser éste con lo que sentía, podía decírselo a alguien y con eso toda su vida se desmoronaría. . .

¿Cómo. . . y por qué mierda había hecho eso?
Tal vez, era simple. . .

Por, amor.

[ 🔺✴️🔺]

Rojo iba escaleras arriba, era la primera vez que subía ese edificio desde donde se supone debería, y notó que el primer piso estaba plagado por salas casuales, algunas parecían más como oficinas y habitaciones por ese estilo. Rondó toda esta planta por miedo a confrontar a su compañero (además de resultarle entretenido e interesante)

Bicolor | RaPrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora