Capítulo 13: Dos meses en pocas palabras

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— Púrpura, ¿puedes fijar el curso? Sé que las naves ya lo tienen, sólo falta activarlo — Pidió a sólo unos cuantos metros de su atmósfera y a minutos de abandonar a ésta

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— Púrpura, ¿puedes fijar el curso? Sé que las naves ya lo tienen, sólo falta activarlo — Pidió a sólo unos cuantos metros de su atmósfera y a minutos de abandonar a ésta

— Bien — Picaba botones con habilidad.

Aquella vez de la simulación, había bpodido preparar todo antes de despegar, sabiendo bien a manejar eso, sin embargo su único fallo fue, precisamente despegar, no sabía manejar muy bien la velocidad y al perder aunque fuera un poco el control se escandalizaba mucho y sólo logró un mal resultado 

— Listo

— ¡Bien!. . . —Soltó lentamente el volante y éste se sostenía sin causar ningún accidente, aliviándolo — Ahora. . . No tenemos qué hacer — Reconoció sentándose frente a frente 

— ¿Hablas en serio? — Púrpura suspiró — Pensé que sería más interesante que la biblioteca. . . De saber me hubiera traído un libro. . . o algo

— Ya sé. . . o. . . ¡Espera! — Comenzó a rebuscar en su pak y encontró en libro de pequeños detalles biológicos — ¡Podrá no ser "lo mejor", pero es entretenimiento! 

— Bien. . . Déjame ver algo —  Volvió al curso y observó que el planeta quedaba a dos meses de distancia, conocía de planetas aún más lejanos, sin embargo sería algo difícil de aguantar escuchando ese libro que a su mala suerte, a Rojo le gustaba mucho, pero él, oh, lo odiaba, lo odiaba por hacerlo sentir defectuoso, y leer que, aunque Rojo no supiera, tenía mucho de las cosas que ahí mencionaban, y la mayoría apuntaban a un mal funcionamiento.

Golpeó su cabeza discreta, pero fuertemente contra la pared en frente de él, suspirando

— Odio ese libro — Contó sin rodeos

— Ajá. . . — Contestó sin nada de interés, puesto que tan rápidamente se había sumido en las páginas. Púrpura lo miró incomprensible

— ¿Por qué te gusta tanto ese libro? — Se sentó a su lado esperando su respuesta, aunque no recibió. Tomó las páginas en sus dedos, cortando la lectura de su compañero 

— ¿Qué? — Preguntó molesto por la interrupción

— Que ¿por qué te gusta tanto ese libro?

— Ah, pues. No sé, es de esos pocos que te da gusto leerlos — Respondió simple. Púrpura se sobresaltó por la respuesta, y pensándolo bien, casi ningún (sí no podía atreverse a decir que ningún) libro le causaba un fervor por leer, ni siquiera la literatura que se suponía, para eso estaba y eso te debería de causar

— Ah, pues, bien. ¿Y qué se supone que te causa gusto? Yo lo odio — Repitió cruzándose de brazos

— ¿De verdad? — Preguntó un poco sarcástico, sin una pizca de ofensa — ¿Qué te gusta entonces? — Púrpura pensó, procesando que en realidad nada, no tenía algo en su vida que le causara un pequeño pero delicioso placer

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