¿Te has preguntado como fue que estos dos Irkens llegaron al alto mando como un dúo? En esta historia exploraremos un lado más romántico y amistoso, llegando al drama, terminando con las vidas de estos dos personajes unidas hasta la muerte de su rei...
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— ¿Qué harán aquí? — Preguntó una voz masculina a su alrededor
— No lo sé, pero hay que ayudarles — Rojo iba abriendo los ojos, notando borrosa la imagen de unos seres frente de él.
Despertó lentamente y su sangre se enfrió al ver a tres de los habitantes del planeta, pensando que al primer día su misión se iría directo al caño, aunque recordó la noche anterior al notar que no lo atacaban
— ¿Estás bien? — Preguntó el tercero con preocupación
— Eh. . . si — Respondió lo más normal que pudo ante la situación.
Comenzó a buscar con la mirada a Púrpura, invadiéndole el pánico
— Tu amigo está allá — Señaló el primero hacia su izquierda, viendo a su compañero tirado frente a un árbol — Despertó hace poco, poco antes que tú, aunque él comenzó a correr y balbucear, ¡ja! Al final terminó por estrellarse con ese árbol — Burló junto a los otros
Rojo se levantó totalmente asustado ¿«despertar»? Esa palabra sólo había cruzado por su mente la vez que casi lo mataba, tenía sentido, no sabían qué era dormir, tampoco despertar.
— ¡¿Cómo que despertar?! ¡¿Despertó?! ¡¿Osea que está muerto?! — Preguntó escandalizado
— ¿Muerto? ¿Estás bien? — Cuestionó el segundo de manera risueña — ¿Por qué habría de estar muerto? Está desmayado
— ¿"Desmayar"? — Susurró recordando el libro de biología, el cual también tenía información sobre ello, cuando un Irken sufría una especie de conmoción, o susto muy grave, podía apagar su funcionamiento durante un plazo de tiempo, esto lo alivió
— ¿Y bien? ¿Ustedes de donde vienen? — Cuestionó intrigado el tercero — Porque su nave es. . . espectacular, honestamente — Afirmó con tono agradable
— Si. . . bien. . . — Comenzó a balbucear, intentando razonar una historia — ¡Somos del otro lado del planeta!
Los tres individuos voltearon al horizonte, como sí pudieran ver el otro lado del planeta
— ¿Y qué hacen aquí? — Preguntó el primero
—. . . Explorar el otro lado del planeta — Excusó mostrando una enorme sonrisa, totalmente nervioso
— ¡Tiene sentido para mi! — Contestó el tercero, mostrándose más llevadero y amigable — ¡Por cierto! ¿Cómo se llaman? — Preguntó casual — Porque estoy considerando llamar a tu amigo "analfabeta"
— No es analfabeta, sólo se asusta con facilidad — Defendió molesto
— Entonces, "el miedoso" — Rojo rodó los ojos — Es un chiste, pero ¡es que!. . . ¡ja! ¡Parece como sí nunca hubiese visto un stillabunt — Bromeó, revelándole el nombre de la especie
