Capítulo 9: Corteza del planeta y nadie por encima

253 49 18
                                    

Encontraron a un Irken superior, o más bien, los encontraron a ellos, de hecho el mismo que hizo el reciente comunicado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Encontraron a un Irken superior, o más bien, los encontraron a ellos, de hecho el mismo que hizo el reciente comunicado. No pudo pasar por alto el bullicio que estaban causando, deteniéndolos

— ¿Qué creen que hacen?

— ¡Salvar al planeta! — Púrpura (encima de los hombros de Rojo) ofreció la libreta con sus apuntes, mientras el contrario tenía el libro en manos 

— ¿Qué están diciendo? — Cuestionó confundido el Irken tomando el manojo de hojas.

— ¡Hallamos la solución al apagón! — Exclamó Rojo, parando a todos los Irken a su alrededor — ¡Así es! ¡Todos ustedes! ¡Lo encontramos! — Todo aquel que escuchó se acercó a curiosar sobre el hallazgo, pero Púrpura lo detuvo extendiendo sus brazos alrededor, sin nadie que pudiera acercarse, tal y como sí estuviera espantando moscas

— ¡Atrás! ¡Es nuestro! — Ordenó Púrpura 

— ¿En verdad? ¡¿C-cómo?! — Preguntó el Irken sin comprender en su totalidad los cálculos — ¿Qué es todo esto? ¡Expliquenlo!

— ¿Sabe Irken antiguo? — Preguntó con sarcasmo Púrpura

— Eh. . . no

— ¡Llévenos con la Todopoderosa Alteza Miyuki! ¡Necesita escuchar todo esto! — Ordenó Rojo

— No los llevaré ante la Alteza Miyuki sin comprobar que están en lo correcto

— ¡Sabemos que lo estamos! ¡Considere que somos los únicos con este conocimiento! Y en usted depende sí salva al planeta o no. Decida — Ambos se cruzaron de brazos dramatizando seriedad, aunque por tener una postura recta casi se cae Púrpura, la sorpresa les dio risa

— ¡Bien! Lo. . . ¿Los? ¿Quién fue el de el descubrimiento?

— ¡¿Qué insinúa?! — Lo golpeó en la cabeza Púrpura, sintiéndose superior

— ¡A ambos! — Ordenó Rojo. El Irken gruñó

— Bien. . . Vengan. ¡Sin hacer escándalo! — Hicieron caso omiso, ambos estallaron en chillidos de alegría, en especial Rojo, que saltó causando la caída de su compañero, aunque solamente provocó que estallaran en carcajadas.

El Irken los volteó a ver obviamente enojado, ambos se levantaron y el resto del camino se la pasaron empujándose mutuamente, riendo y riendo.

El camino plagado de puertas a los lados se fue encogiendo y haciendo más estrecho, tanto que tuvieron que ir en fila en lugar de uno a lado del otro.

Al final del pasillo llegaron a un lugar sumamente oscuro con una gran puerta, sin embargo se iluminó rápidamente al abrirla, solamente porque el planeta se encontraba dándole la cara al sol, sino hubiese estado igual de oscuro.  Salieron por un empinado camino cuesta arriba, llegando a la superficie del planeta en pocos segundos. Ambos conservaban la mirada baja, observando la superficie rocosa.

Bicolor | RaPrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora