Capítulo 32: Llanto de pena

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Se notaba que estos dos meses se harían algo duramente estresante

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Se notaba que estos dos meses se harían algo duramente estresante.

Tanto para raptor como raptado.

Púrpura debía estar al pendiente de cada cosa, movimiento, y palabra que dijera la stillabunt, quien le clamaba por tales acciones, exigiendo que la dejara entregar sola.

Saphir había pedido provisiones para una semana, que sin embargo tardaría otra semana en llegar, confiando en que los almacenes hubiera suficiente para ello.

Cada mes llegaba comida para otro mes, por lo que con los almacenes bastaría, ¿no?

El almacén ya se encontraba considerablemente vacío, era tiempo de que llegaran los nuevos suministros. Y no había problema, no tendrían que esperar, sino fuera porque la princesa había ordenado más alimentos de lo acostumbrado.

Pongamos un ejemplo; si una familia consumía un kilo de fruta a la semana, está bien, pedía un aproximado para abastecer a todos.

Pero ahora, había hecho cálculos de los alimento para personas individualmente.

Ciertos gramos de fruta para una persona en el plazo establecido, sumando eso en por ejemplo una familia de cuatro, sumaba más de un kilo en una sola semana. Además de que pedía más de lo "indicado", no quería dejar con hambre a sus pobladores de la capital.

Saphir trataba de recordar algunos datos que había leído hacía ya algunos años, cuando aún se preparaba técnicamente para regir. Había tardado aún más a causa de que en ese mismo día se había puesto a investigar de nuevo estos mismos datos, que cuestionaban cuánto consumía un stillabunt en promedio, estresando al Irken.

Como si el pobre no tuviera ya con sus propios problemas, ¿cierto?

Saphir había calmado sus sentimientos durante su pequeña investigación, encontrándolo un poco relajante.

Le tradujo todo lo que había ordenado, señalando columna por columna.

Finalmente, cumpliendo su amenaza, no dejó que durmiera en la misma habitación que su familia, anunciándolo al final del día. . .

— ¡¿Q-Qué?! ¡Oye! No. . . No me molesta si quieres no dormir con mi familia. ¡Pero entiende algo! — Púrpura comenzó a caminar por todo el pasillo, aparentemente ignorándola. — ¡No han comido, no hemos comido en dos días! ¡Y entiende que no podemos pasar así! — A pesar de los gritos y veces que lo tomaba del brazo para que la volteara a ver, se podía zafar, podía fingir no escucharla.

Harta de esto, se posicionó frente a él, parando su travesía, notando una expresión totalmente frívola en él, causándole un escalofrío.

— Oye. Necesitamos comer. Yo, yo estoy segura de que no me ha dolido aún porque simplemente no tengo tiempo para pensar en eso, pero mis padres necesitan comer, mis hermanos menores ocupan comer. . . — Púrpura volvía a caminar, sin importarle que ella estuviera ahí, tomándose la libertad de empujarla. Ella comenzó a hacer lo mismo. — Oceani ocupa comer, yo estoy embarazada, ¡agua, comida, ¡simplemente coexistir!! ¡Tenemos más necesidades que solamente vivir, Irken! — Exclamó apretando los dientes.

— Ugh. . . — Exclamó tomándola del brazo con cierta fuerza, llevándola a rastras en su recorrido. — Mira, dijiste que mañana entregarás lo de la espera, ahí, toma también para ustedes, no creo que hayas sido tan estúpida como para solamente haber encargado para todos, menos para ustedes mismos. — Espetó clamante.

La autoestima de la chica bajó un poco en ese momento, viviendo en un mundo donde todos se respetaban mayormente y se mantenían con estima, el adjetivo «estúpido» resonaba en su mente, y la hacía pensar en que tal vez correspondía al peso de la palabra.

Púrpura siguió caminando

— No. . . Si lo hice. — Guardó silencio el resto del recorrido, parando frente a la puerta de l habitación donde había dormido, notando que el Irken no hizo ésto mismo.

Suspiró y frunció el ceño con tristeza.

— Supongo que ni siquiera podré ver a mi familia al anochecer, ¿verdad?

El de pigmentos violáceos paró frente a otra entrada, sacando su tableta para quitarle el seguro que habría predispuesto cuando buscaba a su compañero, no obstante, le pedía de igual manera la contraseña que éste último mencionado había agregado.

Por supuesto que la desconocía.

Y ciertamente no pedía de ésta al momento de cerrar, empero sí para dar acceso.

Abrió la boca como si se acabará de acordar de que dejó la mecha encendida, y después ocultó su rostro con su diestra, conteniendo angustia.

— ¿Qué? — Se acercó a ver y Púrpura la privó defensivo de la vista de la tecnología. — ¡Pues dime qué pasó!

— Agh, este. . . él puso. . . ¡el caso es que no puedo entrar! — Desveló frustrado — Ay, ¡pues dónde te dejo? Vamos de nuevo al comienzo del pasillo, ahí dejé algunas habitaciones aún abiertas.

— ¿Pero. . .?

Saphir intercaló su mirada entre la puerta que habían descartado y el Irken que ya había dado media vuelta, sin entender totalmente porqué volvían.

— ¿Por qué no puedo dormir ahí? O bueno, mas bien, ¿por qué no puedes abrirlo?

Púrpura estaba articulando su respuesta, cuando notó que en realidad no quería responderle, soltó el aire de sus pulmones y contestó otra cosa:

— Por, una cosa. Pero la verdad es que sí me tengo que apurar un poco entonces. . . — Manifestó de una manera en que la azulada no pudo entender nada, oprimiendo sus ganas de seguir objetando.

Volviendo a mediados de pasillo, abrió los ojos horrorizada al caer en cuenta de algo. . .

— ¡O-Oye! ¡S-Si no pudiste ab-abrir. . . ¿Qué pasará con mi familia?!

Desvío la mirada con las cejas arqueadas, en realidad estaba angustiado.

— Trataré de solucionar eso. Y, bueno, no creo que pase mucho, si necesitan salir de urgencia solamente rompemos la puerta. — Sonrió llevadero.

Saphir no se tranquilizó de todas formas, pero al menos lo podía contener.

— Bien, esta sí se abre — Celebró al llegar a su destino, dando paso a la stillabunt, ésta entró. — Bien. — Estaba entrecerrado la puerta — Y oye. . . — Saphir lo volteó a ver con una expresión llena de tristeza y pena — Por favor no salgas, ni hagas, nada raro, por favor. — Tal petición le suavizó de cierta manera la expresión, aunque la lastima de la fémina continuaba.

— Si. . .

Parecía que ya se retiraba cuando logró ver un palo largo a lado de la puerta.

— ¡Ajá! — Sonrió y tomó la gran varilla que servía para mover las cortinas que solían alcanzar alturas exageradas, y la colocó entre las manillas de la puerta por afuera.

Saphir fruncía cada vez más su entrecejo, sus ojos se hinchaban y sus dientes mordía su labio. Derrotada se desplomó de rodillas al suelo abrazándose a sí misma, especialmente su vientre y se permitió llorar.

Colocaba sus palmas por debajo de sus párpados, tratando de limpiarlos, consiguiendo en su lugar simular cascadas.

Gemía y sollozaba a volúmenes escalofriantes, cualquiera que la escuchara diría que son lamentos verdaderamente dignos de un alma en pena.

— Estarás bien. . . Estarás bien. — Repetía.

Y no se podía saber, si era para su bebé, o para sí misma.

☘️ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Hola, en realidad no quiero decir nada, estoy del vergo y espero que todos estén a toda madre, yo aquí vine a cumplirles porque los amo, bais.

Choco 👍

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