Capítulo 39: Ves con temor

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Rojo caminaba a paso veloz por el pasillo, ¡¿cómo que había huido de Púrpura?! ¡Por Irk!

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Rojo caminaba a paso veloz por el pasillo, ¡¿cómo que había huido de Púrpura?! ¡Por Irk!

De una u otra forma deseaba complacerlo, aquel tenía razón de cierta manera, él lo había abandonado en un momento demasiado crucial en la misión por no poder controlar sus estúpidos impulsos.

Paró en seco con una mirada angustiada, ¿cómo se supone que innovaría algo si no sabía que había que innovar? Una innovación que ayudara a una conquista que ya iba a la mitad, por Miyuki que difícil se veía.

Exhaló profundamente, no tenía caso estresarse si en realidad no sabía nada sobre cómo iba todo ese asunto de la conquista, puso recta su postura, volvió a refunfuñar dejando ir su frustración y decidido se dió la vuelta, no podía dejar que su orgullo fuera pisoteado así como así, ¡mucho menos en frente de esa irritante stillabunt! Así que, avanzó a paso lento y firme, tratando de convencerse a sí mismo de nuevo sobre su estatus, cosa que estaba funcionando, metro con metro iba más seguro de sí.

Al llegar abrió la puerta sin mucho escándalo, ambos presentes le voltearon a ver, aunque Saphir volvió a su casi acabado trabajo inmediatamente sin tomarle tanta importancia. 

Rojo había tardado unos minutos en el pasillo, Púrpura suponía que había estado gritando o como tal posiblemente ni hizo nada, si hubiera ideado algo de utilidad su llegada habría sido mucho más bulliciosa y con inmensa vanidad.

Se posicionó frente la mirada aburrida del violáceo y se recargó en la pantalla de simetría rara, dónde Púrpura descansaba sus pies.

— Quiero que me expliques todo. — Indicó melodioso

— ¿Qué es "todo"?

— La ausencia de nada. ¿Cómo ha sido, qué has hecho, cómo has sobrellevado todo esto? — Preguntó en un tono que su objetivo era relajar la tensión que yacía entre ellos dos.

Púrpura suavizó su expresión y se acomodó un poco mejor, acercándose al opuesto, comenzando a explicarle.

— Encargamos todo lo necesario en comienzo de semana, al mismo tiempo hoy llegan los otros suministros, los pedidos la semana pasada, y dedicamos los días necesarios para hacer entrega, yo la acompaño cubículo tras cubículo. — Saphir sonrió muy poco, le causaba una extraña sensación escuchar que ya le llamaba a sus residencias por sus nombres. — Aunque esta última semana tardamos más — Alzó la voz dirigiéndose a Saphir, ella le vio de reojo y frunció el ceño.

— Ah, la veo más malhumorada que la última vez. . . Y callada, antes no se callaba para nada.— Opinó Rojo

— ¡La pude domesticar! — Presumió y la fémina cerró los ojos un instante al tiempo que exhalaba, ya se había acostumbrado a comentarios de esa índole — Es más callada, pero en las entregas se pone un poco salvaje. — Ella gruñó inaudible y apresuró el paso, no quería seguir ahí escuchándolos.

Bicolor | RaPrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora