Capitulo 34: Intromisión al ocaso

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Hacía horas que ya se había tranquilizado lo suficiente y se había decidido de tomar un libro, sin entenderle nada aún en realidad

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Hacía horas que ya se había tranquilizado lo suficiente y se había decidido de tomar un libro, sin entenderle nada aún en realidad.

La raza manejaba una escritura basada en runas y líneas, de izquierda a derecha y había unos cuantos símbolos diferentes al resto.

Un libro de pasta colorida había cumplido su función con este Irken, llamado su atención con los pigmentos y formas que manejaba.

Era un libro para niños.

Los que enseñaban gramática, ortografía básica, en sí a leer y a escribir.

Venía acompañado de muchísimas ilustraciones, que utilizaban gran parte de las páginas.

Era una serie de como quince libros de la misma editorial, puesto que enseñaban cosa por cosa de varios ámbitos, entre, partes del cuerpo, naturaleza, objetos cotidianos, etcétera, y realmente ocupaban varios tomos.

Además de que poco a poco la clasificación de edad subía, bajando en proporción las ilustraciones.

Rojo ya había devorado un par e iba por el tercero, comprendiendo más o menos un poco menos de la mitad de lo que ahí decía.

Lo bueno es que tenía manejada la pronunciación, parecía que todas las razas hablaban igual pero con diferentes escrituras, porque así es como funciona.

Sin embargo apenas iba a caminar por el alrededor (al estar cansado de permanecer tanto tiempo sentado), cuando escuchó un estruendo y por instinto se escondió.

— ¡Oye! ¡Necesito hablar contigo!

Rojo gruñó en volumen bajo, y acarició su entrecejo.

Cerró su libro con cuidado y se levantó, listo para correr en caso de que lo encontrara.

— Este lugar es inútilmente gigante. . . — Susurró a sus adentros, aunque el bermejo tuvo la disposición de escucharlo.

El último mencionado arqueaba las cejas angustiado. Suspiró y se sentó apoyado en el extremo de un estante.

— Si. — Correspondió a la observación de su opuesto.

Éste alzó más las antenas, tratando de saber de dónde había venido ese sonido.

— ¿Te molestaría hablarme frente a frente?

— Si, me molestaría. — Hablaba lo menos posible, escuchaba cómo Púrpura trataba de acercarse.

— Te encontraré de todas formas, ¿sabes?

— Cállate. . . — Susurró muy bajo volteando sus ojos, se escuchó solamente como un aliento muerto de alguien que ordenaba.

— Si quieres no hablo de lo que pasó, ahora tengo otra cuestión. . . que me tiene sin cuidado — Confesó apoyando su peso en la pared.

Aquel que se escondía enrojeció de vergüenza al recordar a lo que se refería.

Bicolor | RaPrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora