Narra Gulf.
Estoy ansioso porque el timbre sonara. Durante toda la clase no me ha quitado la mirada y lo peor es que yo tampoco lo he hecho.
Solo es curiosidad. Me repetí a mí mismo una y otra vez.
No estoy prestando atención a nada de lo que salía de su boca. Solo podía concentrarme en él. Nada más me importaba. Había algo que me llamaba la atención. Algo que lo hacía diferente. Es esa maldita conexión, una parte de mí que me dice a gritos que sus ojos los vi en otro lado. En otro lugar. En otro momento. Pero ¿dónde?
Un sonido estruendoso me sacó de la nube en que andaba. Por fin acabó su clase y tenía libre unos minutos para despejar mi mente. Sin pensarlo dos veces me levanté, tomé mis cosas y caminé con dirección a la puerta. No dudé en salir de ahí tan pronto como podía, como si mi vida dependiera de ello.
Me dirigí hacia el baño. Necesito lavarme la cara para sentirme mejor. Lavé mis manos y fui a desayunar algo, mi estómago reclamaba comida y tenía que satisfacerlo. Hay una cafetería enorme para la facultad de ingeniería, así que ordené un poco de arroz con verduras salteadas.
Después de comer, el día pasó normal, pero mi mente seguía pensando en ese maldito maestro. Su nombre no dejaba de da vueltas en mi cabeza. Durante toda la clase su mirada había estado fija en mí y él sabía que mis ojos lo seguían a donde quiera que fuera.
Caminaba hacia mi departamento y todo lo que podía escuchar era la música que se estaba reproduciendo. Sin prestar atención a mi alrededor, de nuevo, ingresé al edificio y llamé al elevador. Subí por unos cuantos pisos, pasado unos minutos ya me encontraba frente a la puerta de mi departamento y en ese momento mi teléfono empezó a sonar.
—¿Qué quieres? —cuestioné.
—¿Podrías al menos mejorar tu tono de voz conmigo?
—Pides demasiado —bufé.
—Soy tu mamá y me debes respetar como tal —dijo aquella voz que tanto odiaba escuchar.
—No eres más que la desgracia que le pasó a mi familia. Eres la mujer que arruinó mi vida y la de mi madre. ¿Te acuerdas de ella? La mujer que decías querer tanto. Nunca ocuparás su lugar y en tu maldita vida vuelvas a repetir que eres mi "mamá". —dije pulsando el botón de colgar mientras guardaba mi teléfono.
Entré, aventé la mochila en el sillón para ir directo a la cocina. Necesito una cerveza. La destapé y sin dudarlo bebí el líquido amarillento. Se deslizó en mi garganta dejando un sabor amargo a su paso. Estaba fría, demasiado fría, pero qué más da. La bebí por completo en dos tragos. Arrugué la lata y la lancé sin dirección.
Necesito más.
[...]
Sin darme cuenta ya había terminado las seis latas que venían en el paquete, pero aun no es suficiente. Yo no bebía a menudo, solo cuando iba de fiesta con algunos amigos, cuando necesitaba distraerme o dejar de sentir algo. En este momento no sé con claridad que era lo que estoy sintiendo. Al principio solo era un dolor en el pecho que estaba haciendo de las suyas, pero luego sentí un nudo en la garganta.
Entonces lo comprendí. Al parecer por más que intentemos borrar el pasado nunca podremos dejarlo atrás de todo. En algún momento algo de eso regresará. Hubiese preferido morir aquel día para no tener que estar sufriendo su ausencia.
Sentí algo húmedo bajar por mi rostro, lo retiré rápidamente, pero salió otra. Gota tras gota, salieron sin cesar de mis ojos, estaba llorando. Mis labios temblaban y dejé de resistirme. Me sentí tan patético. Ya no puedo seguir fingiendo más. Estoy destrozado; otra vez.
Aquí, tirado en el piso de la cocina, estoy sentado y llorando sin poder parar. En mis adentros solo veo la clara imagen de la única persona que me ha amado durante toda mi vida, de aquella mujer que me enseñó muchas cosas, menos a vivir sin ella. Mi madre.
—Te extraño tanto. —dije con un hilo de voz —Regresa, por favor. —fue lo único que dije antes de caer en los brazos de Morfeo.
Narra Mew.
La noche había caído, mi día fue agotador. Clase tras clase y muchos nuevos rostros que memorizar, pero solo uno se ha quedado vagando en mi mente todo el día. Sigo sin convencerme de que realmente es él, y la duda me está quemando por dentro. Pedí mis listas de asistencia, las coloqué en la mesa de mi comedor para buscar algún indicio que resolviera la incógnita.
Entre tantos nombres y apellidos ahí estaba el de él.
Gulf Kanawut Traipipattanapong.
—Volviste. De verdad volviste.
La felicidad creció en mi pecho sin control, saber que ya no tengo que sufrir sin saber que le pasó me alegró el día, la noche, incluso la vida. Cuando juraba que nunca lo volvería a ver. Cuando pensé que lo había perdido para siempre. Él está de vuelta.
Tomé mi teléfono y marqué el número de la casa de mis padres. Uno, dos, tres tonos y por fin alguien respondió.
—Diga —contestó mi madre.
—Regresó. Él regresó.
Oficialmente los días de actualización serán los sábados. Espero les siga gustando la historia 🥺💗
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Destino
FanfictionGulf es un alumno de universidad que dejó de creer en el amor por culpa de su padre y no se permite amar ni ser amado por nadie. Pero nunca se imaginó que alguien llegaría a derribar todas las barreras que le costó construir. Mew es un maestro que s...