Capítulo 12

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Narra Gulf.

La sensación de sus labios con los míos me hace subir al cielo y no querer bajarme de ahí. Se movía tan lentamente que sabía a gloria, sus labios eran tan suaves, finos y se complementaban perfectamente con los míos. El calor que me transmitían me hace querer besarlo toda la noche.

Sus labios atrapaban a los míos en cada una de las oportunidades que se le presentaban, no era un beso salvaje, era uno dulce y tierno que nos dejaba sin respiración. Aun así, no importaba si no podíamos respirar, ninguno se separaría en este punto. Continuamos así por un tiempo, hasta que nuestras bocas ardían de tanto contacto.

—¿Cansado?

—Ni un poco.

—Tus labios están rojos.

—Los tuyos también.

—Este fue mi primer beso. Y fue maravilloso.

—No eres mi primer beso, pero quiero que seas el último al que bese.

—Atrevido.

—Tú no eres una blanca palomita.

—¿Quieres más?

—Sólo si tú quieres.

—Siempre querré, tus labios se convertirán en mi adicción.

Y con eso, volvió a besarme.

[...]

La mañana se había hecho presente, mi cuerpo estaba recostado en la cama y alrededor de mi cintura estaba su brazo. Habíamos dormido así toda la noche. Esta es la primera vez que duermo tan bien, el calor de su cuerpo me daba paz y tranquilidad. Mis pesadillas se habían ido; todo es gracias él, mi vida cambió desde que él llegó.

Narra Mew.

Sentí algo moverse a mi lado. Mi brazo había sido movido sigilosamente, pero aun así lo sentí.

—Buenos días.

—Pensé que estabas dormido.

—Lo estaba. ¿Dormiste bien?

—Como nunca.

Me acerqué a su rostro y le di un beso con mi nariz.

—¿Qué quieres desayunar?

—Cualquier cosa, solo quiero estar así para siempre.

—No empiece, joven Kanawut.

—Usted empezó, señor Suppasit.

—Yo no he hecho nada.

—Yo tampoco.

—Con tu sola existencia haces demasiado.

—¿Te has visto en un espejo? Me estás volviendo loco.

—¿Crees que no me pasa lo mismo?

—Lo sé, soy irresistible.

—Doy fe y legalidad de eso.

—¿Tienes que regresar a tu casa?

—¿Quieres que me vaya?

—No, pero tampoco te quiero mantener preso conmigo.

—Puedo quedarme contigo si eso quieres, pero primero necesitamos hablar de lo que pasó anoche.

—Por supuesto, hablemos de cómo casi me dejas sin boca.

—Te recuerdo que tú tampoco te quedaste quieto.

—Porque nunca perderé ante ti.

—Ya, esto es serio Gulf. ¿Es cierto lo que me dijiste anoche?

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