Capítulo 18

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Maratón 3/3

Narra Mew.

Es domingo por la mañana y me encuentro en casa de mis padres. Mi madre decidió que hoy es un buen día para hacer carnes asadas, así que sacaron el asador y compraron algunas cervezas y refrescos. Faltaba el hielo y Jom me dijo que fuera por el, la flojera que sentía en estos momentos es tan grande que me negué a hacerlo, así que la terminé convenciendo para que ella fuera.

En estos momentos probablemente Gulf ya recibió los girasoles, los vi en una tienda cuando venía a casa de mis padres y de inmediato supe que tenía que comprárselos, ojalá hubiese podido ver su cara al recibirlos. Decidido a hablar con él, tomé mi teléfono y le marqué.

—Buenos días, bebé.

—Buenos días, amor.

—Amo cuando me dices así.

—Mew, no empieces. —Escuché su risa y eso es suficiente para saber que necesito verlo lo más pronto posible.

—Quiero verte.

—Yo también.

—¿Y si vienes?

—No lo sé... ¿No es demasiado pronto?

—Claro que no, ya quiero que conozcas a mi familia. —aunque ellos ya te conocen demasiado bien. Ojalá pudieras recordarlo.

— Me da pánico que no me acepten.

—Tranquilo, ellos te van a adorar desde que te vean. —otra vez.

—Mew no estoy seguro.

—Quiero presentarte oficialmente con mi familia, no importa lo que digan, yo te amo y eso nunca va a cambiar.

Se quedó en silencio por unos segundos y el miedo se apoderó de mí, mis padres sabían que he estado viendo a alguien y que me gustaba, pero no saben que es uno de mis alumnos y que llevamos meses así. Piensan que solo son unas cuantas semanas, ni siquiera se imaginan que ya hemos dormido juntos y que los besos nunca faltaron en esas noches oscuras en las habitaciones. Y lo que menos se esperan es que sea aquel niño que criaron como otro hijo. Les conté que volví a ver a Gulf, pero me salté los detalles, excepto el de que Gulf no nos recuerda, mis padres dicen que pudo ser por el golpe y el tiempo que pasó en depresión.

—Lo sé, y yo también te amo, nada cambiaría eso, pero no quiero ocasionar problemas en tu casa.

—Bien, no te obligaré a nada, descansa bien hoy, mañana te veo en la escuela. Te amo, cuídate.

—También te amo, cuídate.

Cortó la llamada, me sentía mal porque enserio quería verlo hoy, pero entiendo su miedo al conocer a mi familia, no sabe que ellos ya lo quieren como parte de la familia ¿debería decirle?, yo también me sentí así cuando enfrenté a su padre la última vez, nunca conviví mucho con él, solo con su madre. Me recosté en los sillones de la sala mientras mi hermana llegaba con las cosas, aunque ya había tardado mucho, ¿habrá pasado algo?

Narra Jom.

El tráfico es horrible en estos días, paso más tiempo en las calles de Bangkok que en sus tiendas. Por fin la fila empieza a avanzar, pero un ruido ensordecedor se escucha a lo lejos. Varias personas empezaron a salir de sus autos y la curiosidad me ganó, bajé de la camioneta y fui hacia donde la multitud se dirigía.

—¿Estás bien? —preguntó uno de los hombres al muchacho que estaba tirado en la calle.

—Si, solo fue un roce.

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