Capítulo 21

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Narra Gulf.

Mis ojos empezaron a despertar y poco a poco los fui abriendo, mi cuerpo se sentía cansado y pegajoso por los restos de fluidos, pero, ahí estaba él, tan hermoso como siempre, sus pestañas reposaban en sus párpados, su cuerpo estaba debajo del mío porque mi cabeza lo usó de almohada, el olor en la habitación aún era una mezcla de nuestros perfumes y del líquido blanquecino soltado por ambos. Mis labios formaron una sonrisa al recordar todo lo que pasó anoche, sus manos recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, sus labios besando cada rincón, su lengua lamiendo por todos lados, y su increíble miembro perforando mi agujero.

Sin darme cuenta ya había cerrado mis ojos al mismo tiempo que mordía mis labios, el sólo imaginarme lo que pasó entre nosotros hace que mi piel se estremezca y juraría que puedo sentir todo otra vez, mi falo empezó a reaccionar a mis pensamientos. Si no pienso en algo más pronto tendré que desahogarme en el baño.

-¿En qué tanto piensas, bebé?

Su voz por la mañana es ronca y profunda, me encanta.

-En nada importante, amor.

-Tu cuerpo no dice lo mismo -me acostó sobre la cama y se colocó sobre mí -y tu amiguito tampoco -siguió.

Empezó a besar mis labios, su lengua se abrió paso en mi boca y ambas se unieron como viejas amigas recordando tiempos extraordinarios. Mis manos acercaron su rostro al mismo tiempo que mis piernas se enrollaban alrededor de su cintura. Los jadeos comenzaron a salir de mi boca y mis pupilas se empezaron a dilatar, al igual que mi cueva.

Su mano viajó hasta mi entrepierna y juntó los dos miembros, los frotó tanto como pudo mientras mis manos jalaban sus mechones, en un abrir y cerrar de ojos la situación se había vuelto tan caliente como anoche, y juraría que podría hacer esto todos los días, si tan sólo tuviera más resistencia. Mis fluidos estaban saliendo de mi intimidad pidiendo atención, llevé mi boca hasta su oreja, chupé su lóbulo y gemí en ella cuando sentí a su lengua chupar mi pezón. Me tiene a su merced, es este momento él podría pedir lo que sea y yo le obedecería. Mis gemidos inundaron la habitación cuando aumentó la velocidad de sus manos y frotó nuestros falos, la fricción se sentía tan bien, mi cuerpo se empezó a tensar y el flujo de energía se acumuló en la punta de mi glande.

-Mew...no te detengas.

-¿Qué quieres, bebé?

-Que sigas así...estoy a punto de acabar.

Otro gemido salió de mi boca cuando la suya empezó a devorar mis pezones de nuevo, su lengua ya había recorrido mi rostro, mi cuello y mi pecho, definitivamente esta será mi perdición, no sé cómo podré vivir sin sentir sus besos a cada segundo a partir de ahora. Su respiración se empezó a dificultar y soltó varios gemidos en mi oído.

-Gulf, ¿Me dejarías tomarte?

-He esperado que lo hagas desde que despertaste.

Mis palabras fueron suficientes para que mis piernas se abrieran mientras se acomodaba en mi entrada, tomó un condón del cajón y se lo puso tan rápido como pudo, el lubricante no fue necesario porque los fluidos abundaban en mi interior. Besó mi boca y sentí como su miembro se iba introduciendo en mí, es la misma sensación placentera que sentí hace unas horas, sólo que ahora no dolió tanto, sus dientes jalaban mis labios mientras mi agujero era penetrado una y otra y otra vez. Me sentía en la gloria, el nivel de excitación entre nosotros es tanto, que cualquier roce es capaz de encender la chispa una vez más.

Mi punto sensible fue tocado por él unas cuantas veces y ya me sentía al borde de la locura, sus manos recorrían mi cuerpo desnudo y sus labios besaban mi cuello. Los fluidos escurrían de mi como si de una fuente se tratase, mi pena se ha ido, ya no me importa como reacciono ante Mew, porque ahora me ha visto por completo, conoce cada centímetro de mí y hemos hecho cosas que ni siquiera soy capaz de explicar. En este punto, nuestra relación ha avanzado demasiado y estoy orgulloso de esto, porque poco a poco mi vida ha mejorado, y todo se lo debo a él.

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