𝙿𝚛𝚎𝚘𝚌𝚞𝚙𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜

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Había sido una semana difícil para Sirius, pero ese día en específico, estaba terminando con su mente. Necesitaba de alguien con quien hablar y tenía la esperanza de encontrarte, tal vez tu lo ayudarías a pensar mejor. Recorría el castillo sin mucho éxito, después de mucho caminar, subió a la torre en que hablaron por primera vez, al terminar de subir los escalones, pudo admirarte de perfil, estabas de pie en la ventana, con el cabello recogido en una coleta, no pudo evitar sonreír al verte, aligerando sus problemas, le gustaba cada aspecto de ti, se sentía feliz de por fin conocer el amor. Trató de acercarse sigilosamente, fingiste no notar su presencia, sin embargo, cuando te abrazó por detrás, no te sorprendiste y eso te delató.

- ¿Porqué me ignoras?- Dijo aspirando el aroma de tu cabello.

- No te ignoro, sólo quería saber que harías- Confesaste sonriendo, sin alejar la vista de la ventana.- ¿Qué haces aquí?.-

- Quería verte, ¿Tu no me extrañabas?.- Asentiste girando entre sus brazos, querías encontrarte con sus hermosos ojos.- ¿Tu que haces aquí?-

- A-algo de deberes...- Titubeaste, le estabas escondiendo el hecho que recibiste una carta anónima, pero no sabías como tocar el tema.- Sé que te pasa algo, ¿Qué es?.- Bajó la mirada y rompió el abrazo.

- Solo es un mal día...es mejor que regrese más tarde.- Se dirigía a las escaleras, tu corriste hacia él y alcanzaste a tomar su brazo provocando que se detuviera.

- No, no te vayas, eso puede esperar, tu eres más importante.- Dijiste tiernamente y Sirius sonrió con falsedad, sin embargo regresaron al interior de la torre.- ¿Porque es un mal día?.- Te sentaste en el piso y él se recostó en tus piernas.

- ¿Puedes acariciar mi cabello? No me siento bien.- Cerró los ojos, con el ceño fruncido.

- ¿Sigues pensando en Regulus?.- Inquiriste, pensando en lo ocurrido algunas noches atrás.

- Un poco, pero no es eso...- Suspiró triste, su voz se escuchaba apagada.

- Vamos dime que pasa contigo.-

- Me preocupa como será mi vida al salir de aquí, digo, ahora puedo verlos a diario, en cualquier momento y todo eso va a cambiar...no quiero sentirme solo.- Soltó abrumado, abrió sus ojos, algunas lágrimas estaban peleando por salir, al parecer le temía a la soledad.

- Cariño, jamás estarás solo, viviremos cerca y además, puedes aparecerte en cualquier lugar.- Dijiste tranquilamente, para ti estaba claro.

- Si, pero todos tendrán algo que hacer o ¿Si cambiamos?.- Se incorporó con rapidez, de la misma manera tomo tu mano, apretándola con fuerza, pero sin lastimarte, estaba visiblemente angustiado.

- Eso es normal amor, tu también harás otras cosas y vamos a cambiar, espero que no mucho, pero lo haremos.- Acariciaste su rostro con delicadeza, tratando de calmarlo.

Dejó caer su cabeza sobre tu hombro- ¿Siempre tienes respuesta a todo?.- Levantó su rostro, clavando su mirada en la tuya.

- Obvio no, pero no creo que sea bueno preocuparse por el futuro, pasará lo que tenga que pasar.- Alzaste los hombros, restando importancia.- Aunque me gustaría que fuese a tu lado.- Sonreíste enamorada.

- ¿Siempre eres así de cursi?.- Te cuestionó alzando una ceja.

- Debo terminar mis tareas.- Aquello te había molestado, ibas a ponerte de pie, pero te lo impidió.

- Era broma, no te enfades.- Intentó acariciar tu mejilla, sin embargo alejaste tu rostro de su mano.

- Una muy recurrente, cuando intento decirte lo que siento por ti, haces lo mismo.- Espetaste molesta, cruzándote de brazos, observándolo con el entrecejo fruncido.

- Entiéndeme, para mi todo esto de estar enamorado...es nuevo.-

- ¿Y eso que? ¿Es que no me quieres?.- Abriste los brazos frustrada, su respuesta no era suficiente para ti.

Acortó la distancia entre ustedes, trataste de alejarlo, sin embargo fue más rápido que tu, atrapando tus muñecas.- Te quiero.- Besó tu frente.- Te adoro.- Besó tu nariz.-Te amo.- Susurró besando tus labios

- ¿Hablas en serio?.- Examinaste sus ojos, esperando encontrar la verdad en ellos.

- Como nunca, estoy convencido de que me enamoré profundamente de ti.- Confesó seguro, sonriendo con ternura, algo nunca visto.

- ¿Siempre eres así de cursi?.- Imitaste su broma, haciéndolo reír.

- Por ti sería el mismo Cupido.- Dijo levantando tu mentón para besarte lentamente.

- Amor, hay algo que debes saber.- Se tensó inmediatamente y la expresión de su rostro era de preocupación. Tomaste una bocanada de aire y valor para hablar.- Recibí una carta esta mañana, no se quién la envió, pero no es agradable.-

- Quiero verla.- Exigió con fastidio. Buscaste la carta en tu mochila, al encontrarla, se la entregaste, abrió rápidamente el sobre y comenzó a leer.

T/a.,

Considera esto como una advertencia a tu favor, debes saber la verdadera intención de Sirius con su "relación". Me refiero a "relación" como la mentira que te ha hecho creer todo este tiempo, una persona así no es capaz de sentir cariño por alguien más que no sea él, porque estarás de acuerdo con que es imposible que después de conocer a tantas chicas, solo se haya enamorado de ti ¿O si?.

El punto es que, si aún no te has acostado con él, te dejará cuando lo haya conseguido, es lo único que busca, placer. Estoy haciendo esto para evitarte sufrimiento, pero si decides continuar viviendo una fantasía, es cosa tuya.

Atte: Tu salvación.

Rió al terminar de leer.- Dime que no caíste en sus mentiras.-

- La verdad, un poco...-Confesaste avergonzada.- Pero es más lindo creer que me amas.-

- Y te juro por los merodeadores, que es verdad.- Dijo levantando la mano derecha.

Te pareció lindo su juramento, y lo besaste.- Amor, hay algo que quisiera saber...-

- ¿Que?- Te observó curioso, entrecerrando sus ojos.

- ¿Porque de mi sí te enamoraste?.- Esa pregunta te había carcomido la cabeza todo el día, en algo tenían razón, había salido con demasiadas chicas, pero solo ha admitido que se enamoró de ti.

- Porque físicamente me encantas, eres jodidamente atractiva, siempre te ves segura de ti misma y eso me vuelve loco...Aunque sé que me enamoré de ti porque eres la mejor persona que conozco, amable, inteligente, divertida, me das la confianza para ser yo, no me has juzgado cuando me ves débil, de hecho me convences de que valgo la pena y nadie me había hecho sentir así. También amo el hecho de que no me necesites, pero elijas estar conmigo. Te amo, t/n, ¿Que más puedo decir?.- Intentabas controlar la emoción que sentías, sin embargo era tanta que algunas lágrimas escaparon de tus ojos, las limpiaste rápidamente.

- Te amo Sirius.- Era lo único que podías decir y lo único que él quería escuchar.

- Preciosa, ¿Quieres saber quien envió eso?.- Te preguntó al mismo tiempo que quemaba con un hechizo la carta.

- ¿Para que?.-

- ¿Venganza?.- Inquirió obvio, levantando las cejas.

- ¿Que tienes en mente?.- Lo observaste ladeando la cabeza, curiosa de su respuesta.

- Será víctima de una broma, se arrepentirá.- Sonreíste, era lindo que se preocupara por que no te lastimaran.

- Podrían castigarte y no vale la pena.-

- Encontraré la manera de devolverle el favor.- Murmuró, hablando para si mismo.

- No tiene sentido, yo creo que podría dolerle más el que nos vea juntos.- Hablaste convencida de tus palabras, en tu voz se podía distinguir un toque de maldad, pero estabas molesta con esa persona.

-¿También tienes un lado vengativo? Me gusta.- Coqueteó contigo, siempre disfrutabas que lo hiciera.

- Idiota.- Reíste, enredando tu mano en su corbata, acercándolo a ti para poder besarle apasionadamente.

Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora