𝙷𝚘𝚐𝚊𝚛

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Pov.  ______________.

— No tan aprisa.— Se quejó Sirius, mientras nos abríamos paso entre la gente, tan rápido como podía.

— Cariño, el tren llegó hace quince minutos.— Le recordé, observando el reloj.— Jamás había llegado tarde a recibirla.— Me lamenté y no tanto por sentirme culpable, también pensaba en el drama que haría.

— ¿Te arrepientes?.— Preguntó en mi oído y me detuve, para negar rápidamente, antes de besarlo.

— Vamos, nos están esperando.— Seguimos nuestro camino abrazados, más tranquilos, dándome cuenta que ya no importaba si tardaba un minuto más.

Llegamos al andén diez, encontrándonos con los Weasley, que muy amablemente, se habían quedado con Harry e Hiram, esperando a que llegáramos. Ambos, estaban al tanto de la mudanza, el problema que había con los Dursley y el plan que tenía Sirius, para asegurarse de que su verano, no fuera igual de incómodo que los otros.

— ¡Por fin!.— Exclamó Hiram, abriendo los brazos en nuestra dirección, extrañamente, sin más reclamos.

— Te extrañé tanto.— Nos abrazamos con fuerza, después de todo lo sucedido, me alegraba saber que estaba bien.

— Yo te extrañé más.— Susurró, para que nadie la escuchara y tardó un poco más de lo normal, pero cuando se separó de mi, entendí que lo hizo para disimular las pocas lágrimas que intentaban escapar de sus ojos.

— Hola, pa.— Le sonrió a Sirius, acercándose a él para abrazarlo, sabiendo que nos obsevaban y con mucho orgullo, lo abrazó.— No puedo creer que estés aquí.— Dijo elevando el tono de su voz, para llamar más la atención.

— Hola.— Respondió entre risas, divertido con la actitud de Hiram.

Mientras mi hija hablaba con Sirius, saludé a los Weasley y les agradecí por no dejarlos solos. También saludé a Harry, que había esperado su turno para acercarse a su padrino, nos señaló a sus tíos, que estaban ya molestos, refunfuñando y mirando en nuestra dirección, cómo si eso fuera a hacer que nos avergonzáramos por no obligar a su sobrino a irse con ellos.

— Será mejor si lo acompañamos ahora, ya esperaron mucho tiempo.— Sugerí, haciendo una mueca de descontento.

— Bien.— Masculló Sirius, tomando su actitud arrogante, para intimidarlos. Los chicos nos siguieron de cerca, empujando su equipaje, al mismo tiempo que seguían murmurando cosas suyas, muy divertidas aparentemente.

— Petunia ¿Me recuerdas?.— Saludé, fingiendo amabilidad. Ellos en cambio, no respondieron.— El es Sirius Black, el padrino de Harry.— Me hice a un lado, para que pudieran verlo mejor y el terror se apoderó de ellos.

— Estoy seguro que escucharon de mi en las noticias ¿No?.— Comentó divertido, dando un paso al frente y pasando su brazo por los hombros de Harry, demostrando su apoyo, cosa que molestó al esposo de Petunia.

— ¿Que haces aquí?.— Murmuró Vernon, al mismo tiempo que su rostro se tornaba rojo y sus diminutos ojos, destellaban furia.— Los asesinos no deberían estar entre nosotros.— Añadió, provocando que Sirius, riera estruendosamente y quitara las gafas oscuras de sus ojos.

— Me alegra que sepas de lo que soy capaz.— Dijo sin perder su buen ánimo y posó su mano en el grueso hombro de Dursley, aplicando fuerza.— Así que, voy a pedirte.— Hizo una pausa y corrigió, aumentando su agarre.— Mejor dicho, exigirte.— El rostro del tío de Harry, cambió de color a uno más púrpura e interrumpió a Sirius.

— No eres quien para exigirme algo.— Gruñó, en un instante de inútil valor.

— Vernon, Vernon.— Susurró Sirius, perdiendo la poca paciencia que tenía, palmeando con fuerza la espalda de su víctima.

Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora