Pov. Sirius Black
— Falta poco para tu cumpleaños, ¿Por qué no invitas a Remus?.— Preguntó ______, mientras preparabamos el desayuno.
— No puede.— Respondí entre dientes, molesto de escuchar su nombre.
— ¿Por qué gruñes? Sólo mencioné a tu amigo.—
— Ya no estoy tan seguro.— Le confesé, para ese entonces sospechaba de él, había muchas promesas para los hombres lobo si se unían al Mago tenebroso.— ¿Que harías por tener una mejor vida?.—
— ¿Ya no es Peter el que actúa raro?.— Inquirió levemente divertida.
— No sabría decirte quien es más extraño.— Murmuré.— ¿Y? ¿Que harías?.—
— Sé más específico.—
— Si fueses marginada y te prometen todo lo que deseas ¿Cambiarías mi vida por eso?.—
—No, ni siquiera lo pensaría y Remus tampoco.— Contestó sin pensarlo ni un segundo.
— ¿Estás segura?.—
— Bastante, estoy orgullosa de los amigos que tengo.—
— No sabes lo que dices.— Espeté desanimado, me sentía decepcionado de los que llamaba amigos.
— ¿Y tú?.—
— Aprovecharé que Lunático no está, para hablar con Dumbledore.— La ignoré y hablé para mí.
— Deja de ser tan arrogante Black, no siempre tienes razón.— Me enfrentó enojada, ya había notado que estaba cansada de mi mala actitud.
— ¿Que pasa si no me equivoco?.—
— No lo sé Sirius, no me dices que es lo que está pasando.—
— ¡Porqué no puedo hacerlo! Créeme que si supieras, podrías darme la razón.— Tomé mi chaqueta y salí azotando la puerta.
— ¿Que pasa contigo?.— Gritó, pero no me detuve.
Pasé casi todo el día en el cuartel de la Orden, hablando con Dumbledore y los pocos miembros que aún quedábamos con vida. El profesor me aconsejaba que no debía sobre pensar las cosas, que debía mantener a mis amigos cerca, pero tampoco podía ignorar lo que dictaba mi instinto.
Más calmado, volví a casa, consiente de que debía pedir una disculpa. Ella estaba arreglando la ropa para el bebé, aún no sabíamos que era, pero compramos algunas prendas. La habitación que le designamos, estaba pintada de blanco, con pequeños detalles amarillos, los muebles blancos también y sobre la cuna, un móvil con figuras de perros, regalo de James.
— Lo siento, estoy muy estresado.—
— Me imagino.— Dijo indiferente y trató de salir de la habitación. Sin embargo le bloqueé la salida.
— Vamos, perdóname. Yo sé que no tengo porque hablarte mal, nada es culpa tuya.—
— Tienes razón, no lo es.—
— Lo siento, de verdad...No quiero estar peleando con la única persona que está a mi lado.— La rodeé con mis brazos, y ella soltó el aire de sus pulmones, abrazándome de vuelta.
— ¿Desde cuándo no hablas con Remus?.— Me preguntó al separarse de mi, ligeramente molesta.
— Casi un mes.—
— ¿Pelearon?.—
— Prácticamente, si.—
— Sirius, algún día todo esto va a terminar y no quiero que te arrepientas de tus acciones.— Puso su mano en mi mejilla, preocupada por mi.
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Sirius Black
FanficAquí encontrarás la historia que, personalmente, me habría gustado para este fantástico personaje. Es una recopilación de todos los capítulos ya publicados en mi "obra" Los Merodeadores, si es la primera vez que leés algo escrito por mi ¡Bienvenidx...