𝙴𝚗𝚌𝚒𝚎𝚛𝚛𝚘

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Pov. ___________.

Llegué pocas horas antes del amanecer, después de una ronda de vigilancia nocturna en el Ministerio. Todos dormían, hasta el retrato de la vieja arpía, ni siquiera me topé con Kreacher, que regularmente paseaba por la casa en la noche, recuperando cosas de las que Sirius quería deshacerse.

Subí a la habitación, procurado no hacer el más mínimo ruido. Abrí la puerta, me puse pijama y cuando estaba por meterme entre las sábanas, Sirius empezó a quejarse entre sueños, gruñía y decía palabras que no logré entender, traté de despertarlo, pero no lograba nada bueno. Entre más minutos pasaban, más se angustiaba, estaba teniendo una pesadilla.

— Sirius, Sirius.— Lo llamaba, agitando su brazo para que despertara. Desesperada, tomé un vaso de agua que estaba en la mesilla de noche y lo tiré en su cara.

Se levantó asustado, no entendía lo que acababa de pasar y miró a su alrededor. Con la varita encendí la luz, para poder verlo mejor y ayudarlo a calmarse.

— Estás aquí.— Musitó, antes de abrazarme con fuerza. Respiraba con dificultad, como si hubiese estado corriendo.

— Sólo era una pesadilla, amor.— Dije mientras acariciaba su cabello, esperando a que se tranquilizara.

— Ayúdame a salir de aquí.— Suplicó con la voz quebrada, sin dejar de abrazarme.—No quiero estar en este horrible lugar.— Podía sentir como algunas lágrimas caían en mi cuello y me sentí mal por no poder responder lo que él quería escuchar.

— Cariño...— De pronto, tomó mi rostro, fijando su mirada en la mía, sollozando dolorosamente. Quería tener la opción de salir con él, pero mi miedo a no verlo más, era mayor.

— Por favor, llévame a otro sitio, dónde sea.& Siguió pidiendo, no esperaba que alguna vez tuviera una crisis así y no sabía que hacer.— Ya estuve en Azkaban y ahora...¡Jure que no volvería!.—

— Lo sé.— Murmuré y volví a abrazarlo, dejando que se desahogara. Me senté en la cama, con él a un lado, pocos minutos más tarde dejó de llorar y nos metimos entre las sábanas.

— No te vayas sin mi.— Pidió antes de cerrar los ojos.

Cuando desperté, sentí que solo había dormido unos cuantos minutos, estaba sumamente cansada, pero debía ir al Ministerio.

Creí que no estaba haciendo ruido, pues no quería despertar a Sirius, pero mientras lavaba mis dientes, apareció detrás de mi, en el reflejo del espejo.

— Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida.— Me halagó, a pesar de las ojeras y lo cansada que me veía.

— Por algo te enamoraste de mi.— Respondí arrogante, aunque solo trataba de hacerlo reír y lo conseguí.

— Si, pero te amo por muchas más cosas que tú fantástica apariencia.— Susurró en mi oído, rodeando mi cintura y giré entre sus brazos.— ¿Volverás pronto?.— Hizo la pregunta con tristeza.

— Hoy si, ¿Por qué?.— Pasé mi mano por su cabello, que aunque duela admitirlo, es más hermoso que el mío.

— Solo quiero pasar más tiempo contigo.— Se acercó más y me besó delicadamente.

— Hiram, me pidió lo mismo.— Le comenté, no pasaba tanto tiempo con ellos como lo solía hacer.

— Podemos pasar unas horas, los cuatro juntos, en familia.— Sugirió y me encantó el plan, más que incluyera a Harry en nuestra familia, pero no podíamos decidir por él.

— Pregúntales si están de acuerdo.— Asintió sonriendo y recordé que era su primer día con Hiram, sin mi.— Te amo, Black.— Besé sus labios cortamente.

Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora