𝙳𝚎𝚖𝚊𝚜𝚒𝚊𝚍𝚘

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Pov. ______________.

La mañana del treinta y uno de Julio, me encontraba en la cocina, organizando una bandeja para subir un precioso pastel de chocolate que había comprado para celebrar el cumpleaños de Harry.

— ¿Lista?.— Me preguntó Hiram, le emocionaba el festejo, pues sabía que su hermano nunca había celebrado su cumpleaños como ella.

— ¿Y tu papá?.

— Sigue durmiendo ¿Quieres que lo despierte?.— Señaló las escaleras, lista para correr en busca de su padre, pero negué.

— Ve por los obsequios, yo me encargo de Sirius.— Aceptó la propuesta y cuando giré a verla, ya no estaba.

Subí a mi habitación, llevando la bandeja suspendida en el aire, gracias a la magia. Llamé a la puerta, esperando despertar a Sirius, pero me sorprendí al encontrarlo con varios regalos en manos.

— ¡Por Merlín! Cada día te encuentro más preciosa.— Se acercó a besarme.— Vamos.— Rodeó mi cintura y nos encaminamos a la habitación de Harry, dónde ya nos esperaba Hiram en la puerta.

Lentamente entramos, cuidando de no hacer ruido pues Harry dormía profundamente y cuando mi hija contó a tres, juntos cantamos feliz cumpleaños. Hiram se abalanzó a la cama cuando el pequeño Potter abrió los ojos y le entregó todos los obsequios que teníamos para él.

— ¡Pide tus deseos!.— Lo alentó, tomando el pastel y colocándolo frente a su cara.

Harry suspiró profundamente y cerró los ojos un momento, para después soplar las velas. Aplaudimos y nada más bastó quitar la tarta para que Sirius y mi hija, se dedicaran a llenar de abrazos al chico. Corté cuatro rebanadas y los coloqué en pequeños platos para repartirlos entre mi familia.

— Feliz cumpleaños, cariño.— Por fin fue mi turno de felicitarlo y antes de que probara el pastel, lo abracé con fuerza.

— ¿Que esperas Potter? ¡Abre tus regalos!.— Exclamó Hiram, tomando rápidamente una caja roja y se la ofreció.— Primero el mío.

Debo decir que nos esforzamos por hacer de esa mañana algo especial, Harry debía disfrutar de un verdadero cumpleaños y sentirse querido. Al atardecer, Hiram y Sirius, lo invitaron a dar un paseo en la motocicleta, diciendo que debían mostrarle algo increíble, jamás entendí a lo que se referían y al parecer, esa era la intención.

En lo que ellos estuvieron fuera, Remus llegó a casa y me ayudó a adornarla por completo, sacar unas mesas al jardín e iluminarlo, para que pudiésemos recibir a los invitados. Hagrid, Tonks, los Weasley y Hermione nos acompañaron. Todos sabían que la fiesta era sorpresa, así que guardaron completo silencio, cuando los escuchamos acercarse.

Jamás olvidaré su cara cuando gritamos ¡Sorpresa! O cuando Molly llevó a la mesa una enorme tarta de fresas y otra de melaza, mientras que todos le deseamos un feliz cumpleaños. Estaba radiante de felicidad.

Cuando los invitados se fueron y volvimos a quedarnos solos, en esa privacidad ya tan cómoda, Hiram salió de la cocina con un cupcake entre las manos.

— Harry.— Lo llamó.— ¿Un último deseo?.— Le ofreció el pastelillo, había sido su idea, pues le tenía un regalo especial.

— Piénsalo bien.— Interrumpió Sirius, orgulloso de la relación que mantenían los chicos. Harry asintió y sopló la única vela que tenía.

— El abuelo, dice que los deseos de cumpleaños, son los que más se cumplen.— Le compartió una creencia que mantenía con mis papás. Después se puso de pie y sacó detrás del sofá un objeto envuelto en un colorido papel.

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⏰ Última actualización: May 17, 2023 ⏰

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