Pov. _________________.
Un mes había pasado desde la última vez que ví a Sirius. Solo había asistido a la primer reunión de la orden en el número 12 de Grimmauld Place y al día siguiente viajé a reunirme con mi viejo compañero de trabajo.
Reclutar personas en el extranjero, no resultó tan fácil como esperabamos y nos tomó más tiempo del planeado. Cuando por fin dimos por terminada la misión, volvimos a Londres, a compartir la información con los demás.
Ambos llegamos una noche a Grimmauld Place, esperamos a que la casa apareciera y entramos. Todo estaba en silencio, las luces seguían siendo tenues, lo que le daba un aspecto más tétrico al lugar, las cabezas de elfos no mejoraban la estética y colgado en la pared, estaban las grandes cortinas que ocultaban el retrato de la madre de Sirius.
- No hagas ruido.- Murmuré a Benoiche y él asintió.
Pasando el vestíbulo, nos encontramos con las escaleras que llevaban a la cocina, el lugar donde ocurrían las reuniones de la Orden.
Cayendo por las escaleras, vimos un extraño artefacto con forma de oreja. Miré hacia arriba encontrando a los chicos que se refugiaban en la gran casa.
- Suban eso, abriré la puerta.- Susurré cerca del invento de los gemelos.
Los chicos cambiaron su expresión de terror, por una amable sonrisa de agradecimiento. Esperamos a que el cable desapareciera del panorama y entramos a la habitación.
La cocina, no era diferente al resto de la casa, lújubre, algo fría y pobremente iluminada por la chimenea que allí se encontraba. Había una larga mesa, llena de sillas, todas ocupadas por magos y brujas, aliadas por un mismo fin.
Estaban enfrascados en una plática importante, pues nadie notó el chirrido de la puerta, hasta que Dumbledore interrumpió su discurso.
- Buenas noches.- Saludó educado y sonriente.
- Lamentamos llegar tarde.- Trató de disculparse Antoine.
- Llegaron justo a tiempo. ¿Qué novedades tienen?.-
- Era difícil volver, cada que pensábamos que teníamos el último aliado, nos contactaban más personas al día siguiente.- Expliqué, caminando hacia él.- Ellos saben, lo que es enfrentarse a un mago tenebroso, nadie duda en unirse a la Orden. Le envían esto.- Le entregué unos pergaminos.
- Muchas gracias. Tomen asiento, por favor.- Señaló la mesa.- Aquí hay uno disponible, pero supongo que querrás estar cerca de Sirius.- Concluyó sonriente y asentí.
Regresé al otro extremo de la mesa, Remus me sonrió y yo le devolví el gesto, en cambio Sirius no quitaba la mirada de Antoine. Me senté en la silla junto a él y sin dudarlo, tomé una de sus manos, que descansaba sobre su rodilla, consiguiendo que por fin me viera a mí.
La lluvia de información continuó, Arthur y Kingsley, hablaban del ministerio, Bill de los duendes de Gringotts y Snape, era quien tenía lo más relevante de la noche, aprovechando su posición para volver incómodo el ambiente, molestando a Sirius.
Por suerte, todo paso pronto y la mayoría salió de la casa, Dumbledore, se llevó a Benoiche y se despidieron. Molly subió a llamar a los chicos y yo aproveché para por fin, saludar.
- Es bueno verte de nuevo, Black.- Murmuré, para después besar su mejilla.
- Por fin llegaste.- Dijo feliz, palmeando sus piernas. Me levanté de mi silla y me senté con él.
- Yo soy el más felíz de que estés aquí.- Intervino Remus. - Era insoportable, preguntaba por ti todo el tiempo.- Espetó fastidiado, pero después rió.
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Sirius Black
Fiksi PenggemarAquí encontrarás la historia que, personalmente, me habría gustado para este fantástico personaje. Es una recopilación de todos los capítulos ya publicados en mi "obra" Los Merodeadores, si es la primera vez que leés algo escrito por mi ¡Bienvenidx...