𝙼𝚊𝚕𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘𝚗

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Pov. Sirius Black

La mañana del tan anhelado día, en que por fin dejaría Grimmauld Place, desperté solo. Lo supe desde antes de abrir los ojos, la calidez del cuerpo de ___________, no estaba a mi lado, aunque el olor de su cabello, aún estaba en las almohadas. Aspiré un poco de ese embriagante olor y me reincorporé en la cama, debía apresurarme, para empacar lo poco que nos quedaba en la habitación.

Antes de comenzar, entré al baño y lo primero que ví, fue un mensaje en el espejo del baño, escrito con uno de sus labiales menos favoritos «Fui al Ministerio, te amo.» Supuse que era algo de improviso, pues yo sabía que no iría a trabajar ese día, pero las cosas, eran diferentes. Tenía tantas ganas de verla, que dejé la mudanza para después, me vestí rápidamente y aparecí en el Ministerio, esperando aún encontrarla allí.

— Sirius.— Me saludó Arthur, con entusiasmo.— ¿Que haces aquí?.—

— Busco a __________.—

— Aún estaba en su oficina, no debe tardar.— Giró en dirección al ascensor y de las puertas, salió mi chica, atareada y para nada formal como otro día de trabajo, aunque hermosa, cómo siempre. Arthur, entendió que no debía esperar más y se alejó de mí.

____________, al verme, sonrió y apresuró el paso, pero alguien la llamó. Volvió, dudosa, aunque después se mostró más amable y me sorprendí, cuando un tipo alto y rubio, besó su mejilla. Hablaron un poco, reían, y yo, no sabía si acercarme, quería hacerlo, por supuesto, hacerle saber que ella estaba conmigo, pero dudé y me quedé junto a la fuente del atrio, viéndola a lo lejos. Todo dió un giro, pues aquel estúpido, le entregó un ramo de flores, sonrojandose, volvió a sonreír y se fue, dejé salir mis celos y caminé hacia ella, que seguía dándome la espalda, observando como se iba ese rubio insípido.

— Vaya, que gusto debe darte el que esté aquí.— Dije sarcásticamente, en su oído, haciendo que se sobresaltara, pues estaba distraída.

— Cariño.— Me besó cortamente.— Creí que te quedarías empacando.—

— ¿Para irte con él?.— Pregunté molesto, levantando una ceja.

— Sirius, te hubieses acercado.— Habló, ligeramente fastidiada, aún así siguió explicándome.— Era David Walsh, ¿Lo recuerdas?.— Asentí, claro que lo recordaba, era el tipo por el que tomé la decisión de aceptar una relación con _________, pues no estaba dispuesto a verla con alguien más.

— ¿Aún quiere salir contigo?.— Mi respiración se volvió pesada, estaba enfadado y miraba en todas direcciones, buscándolo.

— No.— Respondió tajante, frunciendo los labios.

Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora