Pov. ___________.
— Insiste en que no tiene hambre.— Me comunicó Remus, igual de preocupado que yo. Sirius, llevaba casi una semana sin comer bien, muy a penas, salía de su habitación y temía que las cosas fuesen igual de complicadas que antes.
— No puede hacer esto, no de nuevo.— Pasé mis manos por mi cabello, desesperada.
— ¿Ya hablaste con él?.— Preguntó, pues había notado que casi no convivíamos, yo asentí.
— Ya no sé, cómo hacerle entender que no es su culpa.— Cada que podía, tocaba el tema, pero Sirius, no me quería escuchar, estaba aferrado a ese tormentoso pensamiento, de que jamás, sería completamente libre.
— Debe olvidar ese capricho.— Murmuró, cruzándose de brazos y tenía razón, pero conociendo a Sirius, no lo olvidaría.
— No se si puedas entenderme Rem.— Intenté explicarle mi punto.— Tu lo conoces, sabes su historia, con más detalle que yo, pero sigo enamorada de él y haría cualquier cosa, porque esté bien.— Lo escuché suspirar y levanté la mirada a su rostro, dándome cuenta que observaba por la puerta.
— Te entiendo.— No alejaba la vista de Tonks, que pasaba por el pasillo, casi igual de desanimada que su tío. Iba a preguntarle algo de Dora, pero una figura esbelta y alta, entró en la habitación y nos interrumpió.
— Buenos días.— Saludó el profesor Dumbledore, con su habitual tranquilidad y gran sonrisa.— ¿Dónde está Sirius?.— Remus iba a responder, pero nos miramos un segundo y entendió que debía hablar yo.
Me puse de pie y caminé a la puerta, después de cerrarla, lancé un hechizo, para que Sirius, no pudiese escucharnos.
— Profesor, necesito su ayuda.— Hablé calmada, pues no era algo grave, solo no quería perder más tiempo.
— Cuéntame tu problema e intentaremos encontrar una solución.— Sonrió amablemente y me senté en una silla junto a él y comencé a hablar.
No tardé mucho, le hablé de lo sucedido en nuestro intento por comprar la casa, lo que el agente nos había dicho y la forma en que rechazaron nuestra oferta. Se mostró muy ofendido con el percance y me ofreció hablar con el ministro, para reiterar públicamente, la inocencia de Sirius, no sólo en el mundo mágico.
Pasaron un par de días, yo estaba en el trabajo y una lechuza llegó con una carta del primer Ministro muggle, dónde reforzaban su declaración. Ya con ese documento, me atreví a llamar a la agencia y pedir información del dueño de la casa que deseábamos y después de mucho insistir, obtuve una cita con él.
Black, continúo con su pésima actitud y tuvimos que lidiar con eso, un fin de semana más. Odiaba verlo tan desanimado, pocas veces hablaba y volvió a pararse frente a la ventana, encerrarse con Buckbeak e ignorar los problemas, añorando sus años en Hogwarts. El estrés que eso me provocaba, hizo que olvidara compartirle las grandes noticias y la mañana de la cita, decidí que no le diría y convertiría la ocasión, en una sorpresa.
— ¿Saldrás?.— Preguntó Sirius, seguía en la cama, bastante descuidado.
— Si— Fingí desinterés a su duda.— ¿Vienes?.— Me arriesgué, esperando que su respuesta fuese negativa y no me equivoqué.
— ¿Tardarás mucho?.— Se incorporó en la cama, tenía ojeras marcadas e increíblemente, el cabello hecho un desastre.
— Creo que no.— Me esforcé por no mirarlo, pues si lo veía a los ojos, terminaría por contarle mis planes.— ¿Necesitas algo?.—
— Que vuelvas.— Murmuró, podría apostar porque había algo de temor en su voz y eso, me hizo sentir mal. Caminé a la cama y me senté junto a él.
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Sirius Black
FanfictionAquí encontrarás la historia que, personalmente, me habría gustado para este fantástico personaje. Es una recopilación de todos los capítulos ya publicados en mi "obra" Los Merodeadores, si es la primera vez que leés algo escrito por mi ¡Bienvenidx...