𝙶𝚛𝚒𝚝𝚘𝚜

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Sin saber como, te encontrabas en un bosque desconocido, alguien gritaba tu nombre con desesperación y aunque corrías, no podías descubrir de quién se trataba, pero lo que más te generaba angustia, era el miedo que transmitía su voz. Despertaste asustada, buscando en todas direcciones, sólo había sido una extraña pesadilla. Cuando por fin lograste ubicarte, te tranquilizó saberte en tu habitación, por desgracia esa paz terminó en el momento en que volviste a escuchar aquellos gritos y rápidamente saliste a ver que era lo que ocurría. La preocupación regresó a ti, al enterarte que quien te llamaba era James Potter y estaba aterrado.

- Es Sirius, por favor ¡Ayúdanos!- Suplicó casi gritando, sólo pudiste asentir, no querías perder tiempo, parecía estar sucediendo algo muy grave.

Salieron corriendo hasta parar frente a la puerta de su dormitorio, ahí no se escuchaba nada, pero cuando se adentraron en la habitación, un chico lloraba desconsoladamente sobre su cama, los demás te veían con esperanza de que tuvieras la solución.

- ¿Qué pasó? ¿Cuánto lleva así?.- Les preguntaste preocupada.

- Casi treinta minutos, pensamos que se calmaría pronto...no sabemos como ayudarlo- Dijo James, claramente afectado.

- ¿Saben que lo puso tan mal?- Exigiste una respuesta, creyendo que la conocían.

- No, desapareció unas horas, lo estuvimos buscando, pero regresó así y no ha dicho nada.- Intervino Remus, era quien aparentaba mantenerse tranquilo, pero su intento no daba buenos resultados.

Te quedaste unos minutos pensando como ayudar al pobre chico, ninguno de sus amigos podía decirte que lo tenia así y no se te ocurrió algo mejor que acercarte. Con cuidado, te sentaste en un espacio vacío a su lado y pusiste tu mano sobre su espalda, él reaccionó a tu toque asustado, pues estaba tan absorto en su dolor, que fue incapaz de notar tu llegada, te miro con los ojos irritados y llenos de lagrimas y aunque su rostro reflejaba molestia, te abrazó, escondiendo su rostro en tu cuello. Reaccionaste devolviendo el abrazo con fuerza, te sorprendió verlo tan triste y al parecer, no eras la única. Lo querías tanto, que necesitabas encontrar la manera de parar su dolor, para que el pudiera seguir siendo Sirius, el chico más deseado de Griffyndor, dueño de la sonrisa que volvía loco tu ritmo cardíaco, el mismo de quien no creías poder enamorarte más. Perdiste la noción del tiempo mientras ustedes permanecían abrazados, entre tanto, James, Remus y Peter los veían con preocupación desde sus respectivas camas.

- Lo hizo amor, ¿Me entiendes? Si lo hizo.... Es peor que ellos.- Dijo Sirius entre sollozos, sacándote de tus pensamientos.

- Te entiendo, cariño...- No sabías que más decir, si entendías, Regulus se había unido a las fuerzas de Voldemort y lo que eso significaba para él. Lloro afligido varios minutos más, no podías decirle que se calmara, porque creíste que lo mejor, era que se desahogara.

- Princesa, quédate conmigo, no quiero dormir solo.- Murmuró con un tono de voz que no parecía suyo, bajo, ronco y triste.

-No estás solo, todos estamos aquí por ti, pero no pienso irme a ningún otro lado- Respondiste mientras acariciabas su cabello, esperando que se tranquilizara..

- ¿Qué podemos hacer por ti, Canuto?-Preguntó James, todos se veían muy preocupados aún.

- Ya hicieron algo, trajeron a ________ aquí, tenerlos conmigo, es todo lo que necesito en este momento.- Dijo Sirius, reincorporándose, sonriendo amargamente, pero al menos, ya no lloraba.

- ¿Te sientes mejor?- Habló Peter desde su rincón, era el más asustado de los tres.

- Si Pet, estoy mejor-

- ¿Que les parece si intentamos dormir un poco? Creo que nos hace falta- Sugirió Remus, faltaban unas cuantas horas para el amanecer.

Todos estaban de acuerdo y en silencio se prepararon para dormir. Te metiste en las sábanas, Sirius apoyó su cabeza en tu pecho y te rodeó con sus fuertes brazos como si temiera que lo dejaras ahí, solo en su cama. Trazabas caricias sobre sus hombros mientras mirabas el techo de la habitación, pensado en él, como tantas veces, aunque esta vez era una locura, estabas preocupada y querías ayudar, sin embargo, nadie sabía como, era terrible que estuviera así. Después de unos minutos, cuando Sirius por fin dormía profundamente, oíste que James te hablaba en voz baja:

Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora