—¿Qué te dijo Yatziri? —le preguntó Dion a Casio esa noche.
Él tardó en responder. Dion, recostado contra su pecho, escuchó a su corazón acelerarse.
—Quedó horrorizada por lo que le conté —respondió Casio, por fin—. Está considerando mandar un grupo de apoyo, pero me preguntó qué haría en caso de recuperar el trono. Me contó de la vez en que mi madre vino a visitarla, cuando yo era niño. ¿Sabes que le trajo un huevo de ámbar de regalo? Ahora lo pienso y me revuelve el estómago. Me pregunto si haber visto que había otro camino para la prosperidad habrá hecho que mi madre repensara ciertas cosas sobre nuestro propio reino.
Dion recordaba haber visto el adorno de ámbar mencionado por Casio, entre otros objetos curiosos, en la residencia real. Sabiendo lo que sabía, su presencia tomaba otro significado. ¿Habría pensado la madre de Casio en contarle a Yatziri el secreto de su reino?
—¿Qué harías si recuperaras el trono? —preguntó Dion.
Luego de una larga pausa, Casio respondió:
—No quiero una prosperidad basada en explotar a otros. Sé que será más trabajo, pero el castillo está lleno de tesoros acumulados que no le sirven a nadie y los nobles tienen más de lo que necesitan. Podemos usar eso para crear algo distinto, un mejor sistema, como en Doslunas. Aunque no sé si sea posible; primero tendría que sobrevivir a la batalla, y luego sobrevivir a quienes se opondrían a ese plan. Tengo claro que podría terminar como mi madre.
—¡No digas esas cosas! —exclamó Dion, con voz temblorosa.
—No es lo que quiero, es solo que entiendo que es una posibilidad.
—¿Cuál es el punto de todo esto si hablas de la muerte con tanta ligereza? —insistió Dion.
—Mi intención es hacer todo lo que esté mis manos para vivir —afirmó Casio, secando las lágrimas que se asomaban por los ojos de Dion con los pulgares—. Pero también tengo que estar preparado para la muerte. Es parte de lo que somos.
La idea de que algo así pudiera ocurrir estremecía a Dion. El abrazo de Casio, siempre cálido y reconfortante, se sintió frágil: un recordatorio de lo efímera que era la vida de los humanos. Se aferró a él como nunca, tratando de no pensar más que en el calor que irradiaba su piel.
A la mañana siguiente, se dirigieron junto con su grupo más cercano hacia el lugar de las negociaciones: la gran tienda levantada entre los dos campamentos. Al acercarse a ella, a Dion le sorprendió ver en los alrededores no solo a Neleb como representante de Doslunas, sino a la misma Yatziri. Evana y Aura ya estaban allí, acompañadas de algunos miembros de su propio entorno: algunos magos y soldados.
Mientras Dion y Casio caminaban hacia ellas, la mirada de Aura fue hacia Arami, que estaba junto a Drustan, Nora y Erika, unos pasos más atrás.
—Un nigromante —dijo Aura, haciendo una mueca de disgusto.
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El príncipe de las hadas (completa)
Fantasy(LGBT+) Un joven rey invoca a un príncipe hada para realizar un ritual mágico que mejore su suerte. ¿Qué tan mal podrían salir las cosas cuando el amor surja entre ellos? Fantasía/aventura/romance. Ganadora de un par de premios en los Wattys 2021...