Solo una vez que las puertas del bosque terminaron de cerrarse por completo fue que Casio vio a Dion quebrarse de verdad. Le ofreció su abrazo y Dion aceptó, resguardándose en él mientras temblaba. No había mucho que Casio pudiera decir, así que se limitó a apretarlo contra su corazón.
Casio mismo no estaba seguro de qué sentía: su interior era un remolino de emociones. Sabía que estaba mal el alivio que le producía no haber perdido a Dion, que ese dejo de alegría tintineante y traicionera que pulsaba en su interior era egoísta de su parte; sabía que, desde un punto de vista objetivo, quizás hubiera sido la peor de las decisiones y la más peligrosa. Pero también entendía que Dion lo hubiera sentido como inevitable, aunque existía el riesgo real de que fuera la ruina de los dos.
—Haré todo en mi poder para protegerte —dijo Casio.
Dion se apartó un poco y lo miró, las lágrimas retrocediendo y su mirada más clara.
—Yo también —respondió, con una sonrisa casi asomándose a sus labios.
—Zuri dijo que cuanto más te alejaras de tu bosque, menos poderosa sería tu magia. ¿Vas a estar bien?
—Sí, es algo que pasa con las hadas del bosque cuando se alejan de su árbol de nacimiento. Mi situación es mejor, porque tengo dos progenitores y uno era un hada del aire. Mi magia no va a disminuir tan drásticamente.
—¿Naciste de un árbol?
—Sí, mi árbol —dijo Dion con naturalidad—. De la misma manera que las hadas como Alhelí nacen de flores.
Casio recordó los árboles-casa del mundo de las hadas y se preguntó si debía haberlo sospechado antes. Tenía muchas preguntas, pero poco tiempo, así que se subieron al caballo y se pusieron en marcha. Detrás de él, Dion se apretó contra su espalda y colocó las manos sobre su vientre; ahora que su herida estaba casi curada, Casio se pudo centrar en lo íntimo y reconfortante que le resultaba el gesto.
—Tu madre me ofreció quedarme en el reino de las hadas —confesó Casio, poniendo una mano sobre la de Dion—. La otra alternativa era hacerte creer que no te quería cerca, para intentar que me resintieras y ya no quisieras tener nada que ver con los humanos. No pude hacer ninguna de las dos cosas.
La respuesta de Dion fue un beso que se plantó en la nuca de Casio, dulce y cálido. La zona le quedó palpitando durante un buen rato.
El bosque era más frondoso de lo que recordaba. Quizás lo estuviera imaginando, pero cuando se detuvieron para que el caballo descansara, Casio prestó atención a sus alrededores, que se veían más coloridos y poblados que antes: hojas más esculpidas y abundantes, sonidos más claros.
Podía ser que fuera también porque era su primera vez haciendo ese camino libre del dolor y la oscuridad de la herida maldita de Dalia, pero hubo otras cosas que le llamaron la atención: cada tanto, de entre la vegetación emergían susurros, sombras luminosas y otras anomalías que dotaban al escenario de una textura peculiar. Estaban incluso en el agua del arroyo de la que el caballo bebía.
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El príncipe de las hadas (completa)
Fantasy(LGBT+) Un joven rey invoca a un príncipe hada para realizar un ritual mágico que mejore su suerte. ¿Qué tan mal podrían salir las cosas cuando el amor surja entre ellos? Fantasía/aventura/romance. Ganadora de un par de premios en los Wattys 2021...