Este es un mini extra independiente sobre dos personajes que aparecen a partir del capítulo 23. Hay que haber terminado de leer la historia para entender :D
· · • • • ✤ • • • · ·
Después de la batalla final, Arami quedó atrapado dentro de una nebulosa asfixiante. Su último recuerdo antes de caer en ella era la mirada severa de Dalia, mientras dirigía hacia él una daga cargada de energía tenebrosa. La certeza de que moriría había llegado acompañada de una curiosa calma.
Por eso, despertar arropado por la calidez de una energía sanadora fue una sorpresa. Ya no estaba en el campo de batalla, donde el aire se sentía como agujas, sino acostado en una gran tienda de campaña. De pronto, podía respirar sin esfuerzo; a lo lejos se escuchaban voces, y contra el techo, gotas de lluvia. El alivio físico provenía de la magia curativa de Neleb, pero la mirada de Arami fue hacia la segunda persona presente, quien lo contemplaba con el rostro contraído por la preocupación: Drustan. Tenía un aspecto casi cómico; su pelo rubio, levantado en todas direcciones, no parecía haberse enterado de que lo peor había pasado.
—¿Será que prefiere morir antes que darme una oportunidad? —murmuró Drustan, dirigiéndose a Neleb.
Antes de que Neleb pudiera responder, Arami gruñó algo que pretendía ser una respuesta, aunque las palabras se le quedaron atascadas en la orilla de la lengua. Tenía el interior de la boca seco.
—Estará bien —aseguró Neleb, con una sonrisa sutil asomando en sus labios.
Siguiendo instrucciones, Drustan levantó un poco la cabeza de Arami, para que Neleb pudiera darle de beber un amargo brebaje de hierbas. Para cuando Neleb se retiró, unos minutos después, la mente de Arami estaba extrañamente despejada. Lo peor era que ahora era plenamente consciente del dolor, que se originaba en la herida de la daga y parecía tener tentáculos filosos que se extendían hacia todo su cuerpo, lastimándolo por dentro.
Arami apretó los dientes y deseó no haber despertado, hasta que sintió la mano de Drustan apoyarse con delicadeza sobre su pelo. Agradeciendo la distracción, volvió su mirada hacia el guardia y le dedicó una sonrisa débil. Drustan reaccionó devolviéndosela multiplicada por mil. El beso llegaría poco después, cuando Drustan se inclinó sobre Arami, y este levantó la mano para tocarle los labios.
—¿Será que yo también fui herido y estoy teniendo alucinaciones sobre ti? —susurró Drustan.
Arami resopló en respuesta.
—Tonto. —Y con un gesto sutil, invitó a Drustan a acercarse más, lo suficiente para que sus labios se encontraran.
Resultó que Drustan era muy cuidadoso. Las sensaciones del contacto se convirtieron en un bálsamo contra las punzadas de dolor, el sabor desagradable del remedio y los resabios de oscuridad, que quedaron en un segundo plano. El centro de atención pasó a ser el punto donde sus labios se unían con los de Drustan. La tibieza y la suavidad del interior de la boca del otro lo invitaban a tomarse su tiempo para explorar.
El hechizo se rompió con la interrupción de Dion. En algún momento, Arami volvió a perderse en un sueño incómodo, en el que la calidez del beso quedó atrás. Había otros que atender y mucho que arreglar, así que una vez que su condición quedó bajo control, las prioridades pasaron a ser otras.
Cada tanto, Arami percibía señales del exterior: ecos de conversaciones, el traqueteo del vehículo donde fue colocado y su movimiento irregular, paños húmedos que se apoyaban sobre su piel. A través de esto, una constante se mantenía: la mano de Drustan apretando la suya. El escenario cambiaba cada vez que abría los ojos: la tienda pasó a ser el interior de un carro, luego una sala de techos altos donde había otras personas heridas, y por último, una habitación individual de colores cálidos.
ESTÁS LEYENDO
El príncipe de las hadas (completa)
Fantasy(LGBT+) Un joven rey invoca a un príncipe hada para realizar un ritual mágico que mejore su suerte. ¿Qué tan mal podrían salir las cosas cuando el amor surja entre ellos? Fantasía/aventura/romance. Ganadora de un par de premios en los Wattys 2021...