El carro en que viajarían tenía un espacio para conductores en la parte delantera, y un sencillo vagón techado en la trasera. Además de los caballos que tirarían de él, llevarían uno más: el de Drustan. Habían decidido que el guardia fuera con ellos como apoyo, y cuando este llegó, cargando a un Arami de ojos entrecerrados y aspecto ausente, Dion percibió en él una agitación tan palpable que hacía que el aire a su alrededor pareciera a punto de largar chispas.
Dion desvió la vista de Arami, pero fingir que no estaba allí no tenía sentido. Era su rehén, le gustara o no. Ver cómo acomodaban al mago en el baúl le puso la piel de gallina, pero Arami apenas reaccionó con un quejido débil. Habían acolchonado el fondo lo mejor posible, aunque eso no hacía que Dion se sintiera mejor. Ya no estaba seguro de qué parte era más responsable por su malestar físico, si la situación o el veneno en el aire. Al menos, fuera cual fuera el brebaje que Nora le había dado a Arami para adormecerlo, cumplía su función.
Con un gesto amable, Casio acercó a Dion contra sí.
—Entiendo que estés preocupado —susurró Casio en la oreja de Dion—. Pero por ahora, él es un peligro para nosotros.
—¿Estará lo suficientemente ido como para no escucharnos hablar? —le preguntó Drustan a Nora.
Ella respondió:
—Hay una variante del hechizo de sigilo que puedo usar sobre él.
—Pero también tienes que hacer el hechizo de cambio de apariencia —intervino Erika, su rostro serio aún más ensombrecido por la preocupación—, ¿no es demasiada carga? Sé que usar magia puede ser agotador...
—Te vi cojear hace un rato, así que sé que tú tampoco estás al cien por ciento —respondió Nora—. No te preocupes, este es un hechizo sencillo.
Así, se subió al vagón, se inclinó sobre Arami y le cubrió las orejas con las manos. A continuación, recitó una especie de verso en forma de susurro. Dion percibió en el aire el cosquilleo de la magia, y se preguntó si él también podría hacer algo similar. Estaba seguro de que la respuesta era que sí; pero hasta entonces, nunca se le había ocurrido.
Al abrir los ojos, Nora dijo:
—Listo. No podrá escucharnos hasta que yo rompa el hechizo.
—¿En serio? —preguntó Drustan. Y cuando Nora asintió, se asomó al borde del baúl y le dijo a Arami—: Ojalá no fueras tan insufrible, eres bastante lindo.
No hubo reacción de parte del mago, que ni siquiera levantó la vista. Quien sí reaccionó fue Erika, que resopló mientras meneaba la cabeza.
—¿Te parece que es el momento? —lo regañó.
—Bueno, quería probar. Además, no te preocupes. Mi corazón ya tiene dueña; la conocí ayer, se llama Cora. Deberías verla, es perfecta: fuerte, imponente, ingeniosa, graciosa. Espero que volvamos a encontrarnos. ¡Ella también iba a Doslunas! ¡Es el destino!
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El príncipe de las hadas (completa)
Fantasy(LGBT+) Un joven rey invoca a un príncipe hada para realizar un ritual mágico que mejore su suerte. ¿Qué tan mal podrían salir las cosas cuando el amor surja entre ellos? Fantasía/aventura/romance. Ganadora de un par de premios en los Wattys 2021...