EXTRA #3 (parte 1 de 3): El invierno es temporada de nigromantes

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Este es un extra independiente que se desarrolla después de la historia principal. Hay que haber terminado de leer el libro para entenderlo, porque hay spoilers :D

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PARTE 1: El lado oscuro del bosque

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Atacaron por sorpresa cuando caía la noche, sin darle tiempo a Arami de defenderse. Surgieron de entre las sombras de los árboles y descendieron sobre el camino de tierra como una bandada de cuervos, abrigados con pieles que los protegían del frío y armados con espadas y arcos.

El grupo de bandidos llevaba un buen tiempo al acecho en la ruta entre los dominios del rey Casio y Solonia, el reino de los nigromantes, a la espera de alguien como Arami. Para él, ellos eran una pesadilla hecha realidad. Para ellos, él era la respuesta a sus plegarias.

Cuando Arami le ordenó a su caballo que retrocediera, se encontró con que los atacantes estaban también detrás de él, bloqueando la ruta. Entre ellos había una hechicera muy menuda que apuntaba un báculo en su dirección, y fue de ella que llegó una descarga de energía que cayó sobre él con la fuerza de un rayo, paralizándolo antes de que pudiera intentar usar su propia magia.

Arami no pudo aferrarse al caballo cuando este se paró sobre las patas traseras, relinchando agitado. El movimiento del animal lo arrojó al suelo, desde donde los bandidos que lo rodeaban pasaron a verse como gigantes, incluso la hechicera de baja estatura. Ese tipo de grupos no solían tener magos de alto nivel entre sus filas, pero aquella no era una novata. Incapaz de levantarse, Arami respiró entrecortado mientras ella lo escudriñaba.

—Sí es uno de ellos —dijo la hechicera. Su mirada impasible fue de Arami hacia la líder del grupo, una mujer que imponía respeto con su físico atlético, y cuyos brazos musculosos estaban adornados por tatuajes.

La líder sonrió mientras le echaba un vistazo al bolso de viaje que estaba caído junto al mago, quien no entendía todavía que aquello no era un simple robo. Hasta le daba un poco de lástima, por lo joven que se veía: no podía tener mucho más de veinte años. No era el mago experto que habían esperado pescar, pero no podían darse el lujo de perder el tiempo, y a mayor experiencia, más difícil sería capturar a uno.

—Pueden tomar lo que quieran —consiguió decir Arami.

—Te queremos a ti —respondió la líder. Luego, se dirigió a dos de sus colegas y les dijo—: Átenlo.

Arami comenzaba a recuperar la sensibilidad en el cuerpo cuando los bandidos forzaron sus brazos detrás de su espalda para cumplir con la orden de la líder, con una eficiencia y rapidez que dejaba en claro que tenían práctica asaltando viajantes.

Pronto se encontró colocado boca abajo sobre el lomo de su propio caballo, como si fuera una parte más del equipaje, mientras los bandidos se internaban en el bosque siguiendo la guía de la líder, a quien llamaban Xim. Arami se sintió desnudo, a pesar de la cantidad de capas de ropa que lo protegían del aire helado que anunciaba la llegada del invierno, que comenzaría esa misma noche de forma oficial.

Su idea había sido asistir a la ceremonia del inicio de la estación en el mundo de las hadas, que sería presidida por Dion, no terminar en manos de un montón de delincuentes. Estaba apenas a un par de horas de la ciudad, donde Drustan lo esperaba en el interior tibio de la casa que compartían, expectante y ansioso. ¿Qué pensaría cuando no llegara a tiempo?

Arami intentó guardar la calma respirando profundo, y pensó en sus opciones. Podía esperar por una distracción para intentar liberarse de las ataduras con un hechizo de fuego. Llevaba un tiempo aprendiendo sobre ese tipo de magia con Nora, aunque dudaba contar con la precisión necesaria para salir ileso si la usaba.

El príncipe de las hadas (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora